Los procesos de paz, estrategia para tratar de blindar con impunidad a la izquierda criminal y a sus cómplices
Son muchas las similitudes que encuentro en el acontecer de naciones hermanas como Guatemala y Colombia cada que adelanto las investigaciones a lugar para escribir y someter a consideración de publicación cada una de mis columnas de opinión.
Quod Pertinet-Internacional
Aunque algunas de estas similitudes me llenan de ilusión para con nuestro futuro y posibilidades como ciudadanos de naciones fraternas, infortunadamente y dado que a nivel doméstico y global hemos estado bajo el yugo de la izquierda, la mayoría de las semejanzas que descubro me inquietan sobremanera y motivan a poner en conocimiento, tanto de mis hermanos guatemaltecos como de mis hermanos colombianos, trágicos antecedentes que parecen repetirse y alternarse entre nuestros países.
Los tales “procesos de paz”, que realmente son acuerdos con los que se pretende blindar con absoluta e inaceptable impunidad a los peores criminales de la historia reciente y a sus cómplices, hacen parte de esos trágicos sucesos que tenemos en común.
En estricto orden cronológico, me referiré primero a la multimillonaria, monumental, sistemática, vergonzosa y atroz estafa de la que venimos siendo víctimas los colombianos desde hace cuatro (4) décadas por parte de nuestros tres (3) poderes públicos con este degenerado pretexto de la tal paz, posteriormente me ocuparé de lo padecido por mis hermanos guatemaltecos en este sentido, y luego tendré que referirme nuevamente a Colombia.
Empecemos con el caso colombiano. Aunque durante las últimas 4 décadas los niveles de criminal corrupción alcanzados por quienes han ocupado altos cargos en los tres poderes públicos de Colombia parece no tener límite, en mi opinión la mayor y la más infame de todas las estafas que nos han hecho, y nos siguen haciendo estos sujetos, la integran ABSOLUTAMENTE TODAS las tan inútiles como humillantes y costosas “iniciativas de paz” de las que son cómplices y en las que nos siguen embarcando… Y nada como la usurpada de la presidencia del aun impune CRIMINAL DE LESA HUMANIDAD Petro Urrego para probar lo anterior, infame aún impune GENOCIDA defensor a ultranza y escudero del también expoliador de la Presidencia de Guatemala Bernardo Arévalo.
Este no es un asunto que se limite a la percepción ni a la interpretación, también están los números para acreditar lo dicho líneas atrás. Cuando en 1989 se firma el tal “acuerdo de paz” con el m-19 de Petro Urrego, existían en Colombia un total de siete (7) pandillas narcoparamilitares de la izquierda colombiana, a saber, m-19, farc, epl, eln, quintín lame, comando ricardo franco frente sur, y prt. Todas estas pandillas son responsables de cometer de manera sistemática y vergonzosamente impune hasta ahora, CRÍMENES DE GUERRA, GENOCIDIO, CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD, y de incurrir en INFRACCIONES GRAVES CONTRA EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO (DIH)… Entre esos exiguos “ejércitos del pueblo”, con todo y sus redes de apoyo a nivel social y político, no sumaban los 5,000 criminales a su haber. Esto era lo que había en 1989.
Transcurridos 34 años, ha probado ser tan fracasado ese envilecido cuento de claudicar la INSTITUCIONALIDAD, de renunciar al imperio de la LEY, de desdeñar la VERDAD, y de prostituir la JUSTICIA con tal de cubrir con impunidad y lavar las mal habidas fortunas de decrépitos “revolucionarios”, de unos vulgares CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD, que en Colombia pasamos de tener 7 pandillas de narcoparamilitares de la izquierda colombiana con no más de 5,000 degenerados en sus filas, a tener más de 27 de estas pandillas, integradas por 18,000 desadaptados… Esto era lo que se había “logrado” tras 34 años de genuflexión ante CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD, ante GENOCIDAS, y ante CRIMINALES DE GUERRA… Ahora que estos atroces beneficiarios de tan ilegal e ilegítima impunidad han usurpado curules en el Congreso y la presidencia de mi Colombia, pasamos de padecer a terroristas atacando al Estado, a estar sometidos a un TERRORISMO DE ESTADO ejecutado por esos mismos terroristas pero ya en condición de Agentes del Estado …
Los implacables guarismos para la estafa aquí puesta en conocimiento también muestran que “casualmente” en 1989 se crea en Colombia la Confederación Colombiana de las ONG. Desde entonces, a la par con el incremento de la narco-criminalidad en Colombia, se han multiplicado en igual proporción las tales oenegés que supuestamente luchan por la defensa de los derechos humanos, así como la millonada de recursos que reciben para seguir fracasando… No entiendo como las siguen financiando si se nota que además de no tener ni idea de cómo defender los derechos humanos de las víctimas de los narcoparamilitares de la izquierda colombiana, tampoco persiguen ni buscan castigarles, por lo que el resultado de su tan cacareada “gestión por la paz” ha sido ¡UN FRACASO TOTAL! Obvio, lo anterior suponiendo que la paz que buscan y los derechos que defienden estas oenegés izquierdistas no sean los de los aun impunes CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD, porque si ha sido este su propósito, hay que reconocerles entonces, y para vergüenza de la humanidad, que en eso si están triunfando.
Veamos ahora lo sucedido en Guatemala con el tal “acuerdo de paz firme y duradera de Guatemala” (nombre muy parecido al acuerdo de impunidad para las farc impuesto por Juan Manuel Santos en Colombia) que fuese firmado el 29 de Diciembre de 1996 por el Gobierno y la derrotada izquierda reunida en la “unidad nacional revolucionaria guatemalteca” (unrg), criminal sindicato creado en el 7 de febrero de 1992 y del cual hicieron parte cuatro (4) derrotadas pandillas de narcoparamilitares de la izquierda guatemalteca. Las cuatro pandillas que crearon la referida unión criminal de la izquierda en Guatemala fueron: El partido guatemalteco del trabajo (pgt), las fuerzas armadas rebeldes (far), la organización del pueblo en armas (orpa), y el ejército guerrillero de los pobres (egp).
Al momento de su rendición, estos aún impunes CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD, estos aún impunes GENOCIDAS, estos aún impunes CRIMINALES DE GUERRA, y estos aún impunes criminales RESPONSABLES DE COMETER INFRACCIONES GRAVES CONTRA EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO (DIH) tenían a su haber el atroz criminal trasegar que resultó en 1 millón de víctimas de desplazamiento forzado, en más de 45,000 desaparecidos, y en más de 150,000 muertos, la mayoría indefensos, inocentes y desarmados miembros de la POBLACIÓN CIVIL quienes no participaban en las hostilidades.
A cambio de la “desmovilización” de insignificantes 3,614 narcoparamilitares de la izquierda guatemalteca, el genuflexo gobierno se comprometió a, entre otras cosas, reducir en una tercera parte el número de efectivos que integrarían el Ejército de la nación, es decir, que pasara de 150,000 héroes a 100,000… Esto para complacer a la siempre violenta y derrotada minoría de la izquierda que en número, con todo y sus redes de apoyo urbanas y rurales y sus cómplices en la institucionalidad, no superaban la cantidad de cinco mil dispensables.
Aunque lo que expondré líneas adelante es de conocimiento de mis hermanos guatemaltecos, no lo es para mis hermanos colombianos, de ahí que me refiera a ello. La tragedia por la que está pasando actualmente Guatemala con la usurpación que de la presidencia ha hecho el izquierdoso y comunista delfín Arévalo no es gratuita, pues su capacidad corruptora, destructiva y criminal la trae en la sangre; Para este caso en particular sí que aplica aquella célebre reflexión del filósofo español Jorge Augustín Nicolás Ruíz de Santayana que reza ”aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo”.
Resulta que el actual tramposo e ilegítimo presidente de Guatemala y protegido del aún impune GENOCIDA Petro Urrego de Colombia, es hijo de Juan José Arévalo, un autoproclamado “socialista espiritual” que desgobernó a Guatemala desde 1945 hasta 1951… Y apuesto que no saben que pandilla narcoparamilitar de la izquierda guatemalteca integrante de la tal “unidad nacional revolucionaria guatemalteca” (unrg) apoyó la candidatura del papá del Arévalo de ahora en 1945 ¡El partido guatemalteco del trabajo (pgt)! Lo dicho, son una muy peligrosa minoría que al parecer por saberse limitada en sus capacidades de ganar nuevos adeptos, debe imponer a sus herederos y vástagos sus vicios, mañas y hábitos criminales para mantener viva la incendiaria antorcha comunista…
En términos de seguridad, de convivencia y de reducción de los niveles de violencia, ¿cuáles han sido los logros obtenidos por estos tales “procesos de paz” en nuestras naciones? NULOS, y no porque lo diga yo. Conforme al ÍNDICE MUNDIAL DE CRIMEN ORGANIZADO juiciosamente elaborado por la GLOBAL INICIATIVE AGAINST TRANSNATIONAL ORGANIZED CRIME (GI-TOC), entre las 193 naciones del planeta evaluadas en cuanto a sus niveles de criminalidad, Guatemala ocupa el deshonroso puesto número 26 y Colombia ocupa el muy vulgar 2º puesto a nivel mundial.
Eso de andar llegando a acuerdos de impunidad con la violenta, asesina, corrupta y destructiva izquierda iberoamericana no es buen negocio, fundamentalmente por dos razones: Primero, porque conforme al Derecho Internacional Humanitario (DIH), el 99% de las conductas criminales por ellos cometidas no pueden ser sujeto de indultos, de amnistías ni de perdones, por lo que deben ser castigadas una vez denunciadas. Segundo, porque cuando estos aún impunes degenerados criminales de la izquierda tienen poder, son peores.
Nada como la costosa experiencia de Colombia para ilustrar la tragedia que resulta de pactar “la paz” con fratricidas: Durante los primeros 17 días del año 2025, como resultado del TERRORISMO DE ESTADO al que tienen sometida a Colombia el aún impune GENOCIDA Petro Urrego y sus cómplices, ha habido 5 masacres, 1 bebé fue fusilado, hubo 190 asesinatos selectivos, se presentaron 15 atentados terroristas, 40 personas fueron tomadas como rehenes (secuestradas), 30 menores de edad de sexo femenino fueron reclutadas a la fuerza por narcoparamilitares de la izquierda colombiana para ser violadas, esclavizadas, instrumentalizadas para el crimen y asesinadas, 27 miembros de la Gloriosa Fuerza Pública fueron asesinados, y 10,000 personas han sido víctimas de desplazamiento forzado… ¿Se necesita más evidencia para entender que con la izquierda criminal no se debe pactar nada ni ceder en nada?
François R. Cavard M.