El Alto Responsable de la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell
Hermann Tertsch, en la Gaceta de la Iberósfera
Malos tiempos para Josep Borrell, el Alto Responsable de la Política Exterior de la Unión Europea. Y además sin ninguna expectativa razonable de tener tiempos mejores ya antes de concluir con las elecciones europeas de junio del 2024 un mandato en el que ha fracasado en todos los frentes y ha causado a la Unión Europea un daño reputacional no menor. En su descargo puede aducirse que su gestión solo ha sido una de muchas causas de la degradación y desprestigio de la Unión Europea en este quinquenio y del cada vez mayor rechazo a sus prácticas por parte de las poblaciones de los 27 miembros.
El lunes inaugura Borrell esa cumbre que tanto ha añorado de la Unión Europea con la CELAC, la organización de Estados creada por la izquierda iberoamericana para marginar los «excesos democráticos» de la OEA. En principio se antojaba como el acontecimiento de ensueño para el socialista Borrell. Recibe como maestro de ceremonias, en el semestre de presidencia española con la presencia de su compañero Pedro Sánchez por la UE y su protegido Lula da Silva encabezando la CELAC. Los estados iberoamericanos de ese mapa tan siniestro y rojo, algunos abiertamente criminales, sanguinarios y proscritos, aterrizan todos en la Bruselas de una Comisión Europea bajo la falsa democristiana Úrsula von der Leyen y una política casi tan socialista casi como los invitados.
Hace ya 8 años que no se celebra una Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE e Iberoamérica. Pasada con terribles efectos la pandemia, iniciada la guerra en Ucrania, acelerada la penetración china y rusa en el subcontinente americano, son muchos asuntos de gran relieve a tratar. Ahí están pendientes también acuerdos comerciales y de cooperación, algunos desde hace lustros, de Mercosur, Mexico y otros.
Pero la agenda política de la que Borrell y su equipo tan volcado con los gobiernos izquierdistas iberoamericanos han esperado sacar máximo rédito se centraría en esa especie de «presentación en sociedad» internacional de todos esos regímenes amigos con problemas de comunicación y de homologación, por su origen y por sus prácticas.
Porque la Cumbre es la ocasión soñada por Borrell y todo el lobby del Foro de Sao Paulo en Europa que reside en Madrid, para legitimar ante las 27 democracias europeas a todos los regímenes que tras sus diversas peripecias políticas, violentas y electorales están de hecho ya en el camino del narcocomunismo bajo los auspicios del Grupo de Puebla y Foro de Sao Paulo. Aunque se hallen distintas fases de esa senda Argentina y Chile, Colombia y Brasil, Honduras y previsiblemente Ecuador y Guatemala.
Y para intentar blanquear a las dictaduras narcocomunistas establecidas y consumadas de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia. En una operación política para debilitar las resistencias que hay en Europa a una normalización de relaciones con unos regímenes cuyas violaciones de derechos humanos, crímenes contra la humanidad y persecución sistemática de la oposición deberían de hecho hacer imposibles las relaciones.
Pero todo se le ha torcido. Por muchas razones. El anuncio desde Caracas de que desde Venezuela —anunciada ya la ausencia de Maduro por miedo a ser detenido ya que está reclamando internacionalmente por EEUU— llega la vicepresidente Delcy Rodríguez que tiene prohibida la entrada a la UE en un insulto gratuito añadido, solo es la guinda de esta gran fiesta en la que se ha empeñado Borrell no debe faltar ninguna dictadura, este representadas por tiranos, asesinos notorios como Maduro u Ortega o grandes campeones del narcotráfico. Al final, las muchas cuestiones serias a tratar quedan eclipsadas por el escándalo de tener en Bruselas a delegaciones criminales de gobiernos que encarcelan y torturan a sus pueblos y se dedican abiertamente al narcotráfico y al crimen organizado.
Para complicar el asunto, la cumbre comienza después de que el Europarlamento condenara a la dictadura venezolana por inhabilitar a Maria Corina Machado y Jorge Rodríguez, el criminal hermano de la criminal vicepresidenta Delcy, haya declarado poco menos que odio eterno a toda la UE y también de paso a Borrell que en realidad no ha hecho otra cosa estos años que querer llevarse bien con el régimen.
Y por si fuera poco a Josep Borrell le ha caído encima una expresa reprobación del Europarlamento con una condena que trasciende de lo político y afecta de lleno a la propia credibilidad de la integridad personal de Borrell. Una resolución aprobada en Estrasburgo el pasado miércoles por 359 votos a favor, 226 en contra y 50 abstenciones lanza contra él la dura si bien muy fundada acusación de blanquear con su visita oficial a Cuba, una dictadura comunista con más de mil presos políticos, muchos de ellos bajo tortura permanente y otros en huelga de hambre en estos momentos.
Este viaje a Cuba a finales de mayo fue un absoluto escándalo ya que durante el mismo se prodigó Borrell en la defensa de todo el argumentario de la dictadura e ignoró totalmente a la oposición, a los presos políticos y a la sociedad civil. Cuando había gravísimas denuncias de lo que estaba pasando en esos momentos y sigue pasando ahora con la suerte de significados presos políticos como José Daniel Ferrer. La dramática situación actual queda bien expresada por la huelga de hambre del disidente Coco Fariñas. Lo peor es que ni entre los que votaron en contra de la resolución para ahorrarle al socialista español este inusual oprobio se duda de que esa era la intención real de Borrell. Porque su blanqueamiento de la dictadura cubana es sistemática, permanente y casi habría que decir patológica. La simpatía de Borrell y su equipo por la dictadura cubana ya fue motivo de escándalo cuando el 11 de julio del 2021 minimizaron en sede parlamentaria las protestas y las explicaron como manifestaciones contra la escasez de artículos causada por medidas punitivas de EEUU.
La resolución condena en duros términos a la dictadura comunista dirigida por Díaz Canel y a su criminal espiral represiva después del citado 11 de Julio del 2021 que ha disparado el número de presos políticos, incluidos menores de edad que han sido condenados a largas penas de prisión por el mero hecho de gritar lemas en favor de la libertad. También exige como ya hizo la resolución histórica de septiembre de 2019 que Borrell y su equipo han ignorado con absoluto desprecio al Parlamento Europeo, la suspensión del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre la UE y Cuba (ACPC).
El régimen comunista ha incumplido de forma radical, sistemática y obscena todas las obligaciones que le impune el acuerdo, desde transparencia, libertad de expresión, respeto a derechos humanos, posibilidad de viajes de misiones europeas, contactos con la sociedad civil, visita a los presos etc. Esta suspensión acarrearía la inmediata congelación de todos los pagos que recibe el régimen cubano desde la Unión Europea. Porque es un escándalo inaudito que la Unión Europea, los contribuyentes de 27 democracias, sigan financiando con millones de euros a una dictadura criminal, directamente a manos de la casta mafiosa dirigente del régimen y a organizaciones del partido comunista dedicadas a la represión.
Borrell no acudió al pleno del Europarlamento, donde teóricamente debe rendir cuentas sobre su actuación y enterarse por los parlamentarios de lo que piensan de su actuación y de lo que esperan de la misma. Él no tiene competencias para formular la política exterior de la UE que es competencia de los Estados sino para representar la política exterior acordada por los 27 miembros.
Lo cierto es que se permite permanentemente iniciativas de política exterior y casi todas siempre en la misma dirección y con la misma intención. Si ya había sido así con su antecesora, la izquierdista Federica Mogherini, con Borrell fuese o no bajo la influencia de Zapatero, ha hecho en la práctica campaña política para todas las fuerzas miembros del Foro de Sao Paulo que accedieron al poder en los pasados años, desde Boric a Lula, pasando por Petro. Y las embajadas de la UE han sido el mejor apoyo para que las fuerzas narcocomunistas de la izquierda movilizaran a las opiniones públicas internas y externas en contra de sus rivales conservadores.
Borrell tendrá por tanto sus dos días de Cumbre UE-CELAC en Bruselas con Sánchez, con Lula, con una serie de líderes nacionales iberoamericanos honrados y otros que no lo son en absoluto. Y profundizará el desprestigio propio suyo, de la Comisión Europea y de toda la UE que aún se pretende adalid de la democracia y no es el exterior sino un inmenso grupo de presión que impone ideología progresista y no le ha importado hacerlo para mayor poder de los peores líderes y regímenes de América.