La mona, aunque se vista de seda…
LA MONA, AUNQUE SE VISTA DE SEDA, MONA SE QUEDA…“ ( Un dicho que representa una realidad aplicable en diversos aspectos de la vida, pero que no muchos entienden, por más que se quiera aparentar algo, con raspar un poco, sale su esencia… )
“Hablando de una descomposición social, producto de carencias y la falta de opciones de educación y desarrollo, que genera un crecimiento exponencial peligroso de negocios ilícitos…”
La autenticidad es un valor importante del ser, somos como somos y hay aspectos que no podemos cambiar, pero que se pueden mejorar con trabajo actitud y dedicación. Las apariencias engañan, dice otro dicho…
Para mencionar un típico caso de forma literal, alguien poco agraciado, sin educación, malos gustos y mala actitud, se puede poner la mejor vestimenta, la más costosa, manejar el vehículo más lujoso y frecuentar los mejores lugares, pero nunca cambiará su aspecto y su falta de clase y educación.
Ahora apliquemos una comparativa de un caso figurado no literal a lo que nos referimos, que representa una cultura, en una sociedad con sus valores y tradiciones como Guatemala. La sociedad de Guatemala, la sociedad que podemos decir está formada por el grupo menor de los habitantes del país, por el grupo económicamente activo que representa a la clase media – alta.
El grupo pequeño y menor en donde pertenecemos menos de tres millones de personas, una sociedad que puede aprovechar las mejores condiciones que presenta un país con mucha riqueza natural, con el mejor clima y facilidades para vivir. Una sociedad que puede todavía vivir en un nivel comparativo a otras esferas, sociedades con mayor poder adquisitivo.
Sin embargo, no podemos esconder las característica que nos identifican y representan, en sociedades víctimas de carencias para su desarrollo. El incremento de personas sin opciones de educación y grandes carencias económicas, acelera el crecimiento de negocios ilíctos.
Un narco estado, que produce personajes con poder pero sin la más mínima educación, ni los elementos dignos de convivencia. Consumismo, ostentación con prepotencia y mala educación y prácticas, con el peor de los gustos, los convierten en personajes desagradables y rechazables en todos los lugares públicos y sociales, Centros comerciales, restaurantes, bares y discotecas que lamentan su presencia.
Desafortunadamente, la sociedad en Guatemala experimenta un incremento continuo de este tipo de personajes non-gratos y peligrosos que se presentan en cualquier lugar, que tienen poder y actúan con prepotencia y quieren formar parte de una sociedad que no los merece, ni los acepta.
Vivimos una descomposición social que crece y se involucra cada vez más, con este tipo de personajes que incitan el conflicto social y “ensucian las sociedades…”
Carlos A. Rodas Minondo