Las mil y una contradicciones de Ramos
Nery Ramos, presidente del Congreso, se ha convertido en un acróbata de la retórica política, saltando de una versión a otra con la misma facilidad con la que cambia de postura sobre el estatus del Movimiento Semilla.
Redacción
La posición de Ramos no solo evidencia un doble discurso, sino que también confirma la arbitrariedad con la que maneja la agenda legislativa. Mientras se presenta como un defensor de la legalidad, sus acciones muestran lo contrario: primero restablece la bancada con argumentos endebles, luego intenta desvincularse del proceso y, finalmente, lo niega todo cuando se ve rebatido por los magistrados de la CC.
Ramos intentó minimizar la polémica asegurando que la rehabilitación de la bancada de Semilla no fue una decisión de la Junta Directiva, sino simplemente una «actualización de la base de datos» de la página oficial del Congreso. Sin embargo, esta afirmación se estrella contra la realidad: los diputados de Semilla participaron en la Junta de Jefes de Bloque y en otras instancias legislativas, lo que deja claro que sí hubo una acción deliberada de reincorporación.
Y como todo político en apuros, el diputado del partido Azul ahora se presenta como víctima de un supuesto «ataque mediático orquestado» y de campañas de desinformación en su contra. Sus aliados y los netcenters afines se han encargado de desviar la atención y desacreditar las críticas, como si las grabaciones de sus propias declaraciones no existieran. En su mundo, el problema no es la ilegalidad de sus actos, sino que la gente se atreva a señalarlos.
Habría que refrescarle la memoria al congresista sobre su enfática justificación ante medios de comunicación, cuando aseguró que la Comisión Permanente actuó con base en la información enviada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Sin embargo, su narrativa ha ido mutando conforme la crisis política se agrava. Primero afirmó que la Comisión Permanente no tuvo tiempo de conocer el caso, luego dijo que no recuerda haber asegurado eso y, más tarde, intentó desligarse del proceso alegando que el Congreso no tiene competencia para calificar el estatus de un partido político.
CC pone orden
El desconcierto se profundizó cuando la Corte de Constitucionalidad (CC) emitió un fallo unánime el 31 de enero, cerrando cualquier posibilidad de que los diputados de Semilla fueran restituidos como bancada. La CC certificó lo conducente al Ministerio Público, señalando indicios de delitos cometidos en el intento de restablecer la bancada, a pesar de la sentencia judicial que ordenó su cancelación.
Paradójicamente, en declaraciones previas, Ramos había sostenido que el Congreso actuó conforme a la información del TSE, cuando el mismo Registro de Ciudadanos ha dejado claro que la cancelación del partido sigue vigente. Es decir, la justificación empleada por el presidente del Congreso se desmorona ante la evidencia, mostrando una peligrosa discrecionalidad en la interpretación de la legalidad.
A ello se suma la confusión respecto a la presencia de diputados de Semilla en la Junta de Jefes de Bloque. Ramos ha negado conocer quién los invitó, pese a que fue su decisión restablecer la bancada. Además, en una reunión reciente, los diputados Allan Rodríguez, Jairo Flores y Nadia De León exigieron explicaciones sobre la rehabilitación y posterior inhabilitación de la bancada, acusando incluso de delitos a la Comisión Permanente.
La pregunta que queda en el aire es hasta qué punto Ramos y su Comisión Permanente estaban dispuestos a transgredir la ley para favorecer intereses políticos específicos.