¿Lapsus o error intencional? Según Arévalo, la ley puede ser retroactiva en el ámbito administrativo
Luego de un aparatoso desfile en el que participaron cientos de policías, Bernardo Arévalo y su séquito llegaron al Congreso como un cortejo del imperio romano, para cumplir un simple trámite administrativo: entregar la propuesta para cambiar un artículo en la Ley Orgánica del Ministerio Público (MP). En su discurso, Arévalo confundió el artículo 15 de la Constitución, no se sabe si por lapsus, asesoría deficiente o intencionalidad para posicionar un tema ante la ciudadanía.
Redacción
«Abogados que han estado estudiando este tema desde el gobierno indican que el principio de no retroactividad de la ley es una aplicación para el ámbito penal, pero la modificación que se está haciendo en este momento corresponde al ámbito administrativo, no al penal», aseguró Bernardo Arévalo en el Congreso, sin dudas ni sonrojos de su parte.
Al parecer, los abogados del gobierno no leyeron bien, o fue el propio Arévalo quien tuvo un lamentable lapsus, al cambiar por completo lo que indica la Constitución Política de la República,
Artículo 15 La ley no tiene efecto retroactivo, salvo en material penal cuando favorezca al reo.
Aunque pareciera clarísimo que el principio de irretroactividad solo se exceptúa cuando «favorece al reo en materia penal», el jefe del Ejecutivo aseguró que la ley puede ser retroactiva en «el ámbito administrativo».
Semejante error podría ser efecto de una asesoría deficiente en materia jurídica, pero también podría ser parte de un truco publicitario. Cambiando la realidad de lo que dice el artículo: la ley solo es retroactiva cuando favorece al reo en materia penal, el gobierno posiciona la idea de que la ley es retroactiva para casos administrativos.
Los asesores de Arévalo, lejos de ignorantes, estarían implementando la «táctica Goebbels», al posicionar una imprecisión de tal magnitud en la ciudadanía, con el fin de que la ilegítima e ilegal intentona de destituir a la fiscal general tenga efecto.
O en último caso, como ya se mencionó, es un simple «performance» para que el secretario de Estado estadounidense Anthony Blinken no se vaya con muy mal sabor de boca, al constatar que pese a los muchos millones invertidos, no se ha aprobado ninguna ley de las que se redactaron hace años obedeciendo órdenes en inglés y que, varios meses después, la «primavera» no comienza.