Trilogía: ataque de la izquierda narcoterrorista de Colombia a nuestro Palacio de Justicia: los hechos
Aprovechando que he sido honrado por tres (3) medios de comunicación con la posibilidad de escribir y difundir semanalmente una columna de opinión, por primera vez me permitiré escribir una trilogía que las entrelace. He decidido tomarme esta libertad narrativa por cuanto, además de poder disponer de espacio suficiente para informar con mayor detalle a mis hermanos Iberoamericanos acerca de una aún impune infamia cometida en Colombia que considero trágica para la humanidad, también lograré cumplirles a quienes me publican con respecto a no repetir contenido.
Aunque en cada una de las tres columnas de esta semana me referiré a la misma arremetida narcoterrorista, honraré el compromiso adquirido con estos generosos medios pues cada escrito tendrá una unidad argumentativa diferente. Lo que me motiva a informar con respecto a este aún impune fratricida ataque terrorista cometido por la izquierda colombiana es creer que ”…quien olvida su historia está condenado a repetirla”, y nada como lo que está sucediendo en Colombia, en Venezuela y en Cuba para sentar precedente en cuanto a que la historia a conocer y a no olvidar como Iberoamericanos, incluye aquella de naciones hermanas.
Vamos a por los hechos. De muchas maneras se ha querido tratar de legitimar y de justificar el atroz, infame y aún impune criminal trasegar de los miembros de la derrotada pandilla narcoparamilitar de la izquierda colombiana m-19. Los intentos por tratar de perfumar el fétido proceder de esa escoria humana toman fuerza especialmente en fechas como la del 06 de noviembre, en la que se recuerda con dolor e indignación la mayor de las atrocidades por ellos cometida y conocida como el Holocausto del Palacio de Justicia. Algunos de los monstruosos números que arroja el balance del brutal y hasta hora impune asalto sicarial colectivo cometido por Petro Urrego y por sus camaradas de la derrotada pandilla narcoparamilitar de la izquierda colombiana m-19, son dolorosamente inobjetables y permitirán a todos dimensionar el grado de salvajismo desplegado por los hasta ahora impunes victimarios. Algunos de estos números son los siguientes:
- Cero (0) era el número de armas que portaban los tres guardas de seguridad de turno en el Palacio de Justicia cuando este fue “atacado” por más de 35 fuertemente armados sicarios del m-19 al servicio de Pablo Escobar.
- Nueve (9) de los 10 agravantes contemplados por el Derecho Internacional Humanitario (DIH) fue en los que incurrieron estos abyectos del m-19 en esta cobarde acción terrorista,
- Doce (12) de los 30 Derechos Humanos universalmente proclamados en 1948, fueron violados por estos degenerados del m-19 a todas y a cada una de sus víctimas,
- Diez y seis (16) de los 21 Instrumentos que para la defensa de los Derechos Humanos ha proclamado la humanidad durante el último siglo, y que conforman el Derecho Internacional Humanitario (DIH), fueron intencionalmente transgredidos, quebrantados y/o violados por esos infames del m-19 en esta cobarde acción terrorista,
- Ochenta y nueve (89) fue el número de personas de bien asesinadas por los aún impunes GENOCIDAS del m-19 en este ataque terrorista, y de este total de víctimas, 11 eran miembros de la Gloriosa Fuerza Pública colombiana, 42 eran civiles quienes se encontraban al interior del Palacio de Justicia, 23 eran funcionarios y empleados del Palacio de Justicia, y 13 eran Magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
- Noventa y siete (97) Infracciones Graves contra el Derecho Internacional Humanitario (DIH) fueron cometidas por esos aún impunes CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD del m-19 a cada una de las víctimas de esta acción terrorista,
- Doscientos sesenta y tres (263) rehenes le fueron arrebatados con vida por nuestra Gloriosa Fuerza Pública a los fratricidas del m-19, y de este total de rehenes liberados con vida, 43 eran Magistrados principales y auxiliares de las Altas Cortes,
- Ochocientos grados (800º) centígrados fue la temperatura que se registró al interior del Palacio de Justica una vez el sicario Petro Urrego y sus camaradas habían cumplido con la orden dada por su jefe Pablo Escobar de quemar los archivos de la edificación… Como estos asesinos del m-19 no sabían en cuál de las salas de archivos estaban los expedientes de los narcotraficantes cuya extradición se estaba tramitando, optaron por iniciar más de cuatro (4) incendios en diferentes áreas de la edificación.
Obviamente, ante la atroz contundencia de las cifras antes expuestas, los narcoparamilitares de la izquierda colombiana como Petro Urrego, sus cómplices, y sus defensores, tratan de justificar tan fratricida y brutal proceder. El más recurrente y falso de los argumentos a que han apelado estos envilecidos sujetos desde que fueron derrotados, es que no todos en el m-19 eran asesinos puesto que supuestamente esa horda de degenerados tenía estructura política. Lo cierto es que los integrantes de esa chusma no pasaron de ser unos envilecidos “wannabe” militares, y como horda de asesinos, de secuestradores y de reclutadores de menores, la única estructura que tenían pretendía igualarse a la de unas Fuerzas Armadas legítimas y serias. Esto no es una opinión, es un hecho plenamente corroborado por los mismos degenerados del m-19. Como ”no hay cuña que más apriete que la del mismo palo”, presentaré al lector el contenido de uno de los últimos panfletos que el m-19 publicase y divulgase tres (3) años después de cometido el holocausto del Palacio de Justicia y cuando ya estaban agonizando como pandilla.
Se trata de un pasquín en el que ellos mismos se presentan como una pandilla terrorista con las “jerarquías” propias de un grupo criminal. Como lo prueba el rótulo que líneas adelante describiré, en el m-19 nunca hubo “jóvenes políticos”, lo único que hubo fue unos aún impunes sanguinarios narcoparamilitares de la izquierda colombiana, todos unos desquiciados “wannabe” militares con jerarquías de pandilla criminal carente de liderazgo y de representación política. Lo anterior no es mi opinión, es lo que de manera inobjetable ilustra un volante hecho público por el m-19. En este libelo con fecha del 23 de abril de 1988, el psicópata mayor y buen muerto Pizarro León-Gómez hace público que ha “ordenado” el secuestro de Álvaro Gómez Hurtado, respetada figura pública colombiana. El secuestro del Señor estadista Gómez Hurtado fue ejecutado el día 29 de Mayo de 1988, y en la ejecución de este CRIMEN DE LESA HUMANIDAD murió cobardemente asesinado el Sr. Juan de Dios Hidalgo, escolta del político secuestrado. El secuestro de Señor Gómez Hurtado duró 53 días.
Antes de compartirles el contenido del referido volante, considero importante informar al lector que para la liberación con vida del Señor Álvaro Gómez Hurtado (q.e.p.d.), el agonizante y derrotado m-19 y sus cómplices en los poderes públicos pactaron que además de montar otro circo llamado “acuerdo de paz” que les daría absoluta impunidad a cambio de nada, también se convocara a una asamblea nacional constituyente para poder participar ellos activamente en la redacción de una nueva Constitución Política para Colombia… Esta es la Constitución Política ahora vigente en Colombia y que parece ya no satisfacer al usurpador de la Presidencia de Colombia y aún impune GENOCIDA Petro Urrego.
Esta es una imagen del referido volante:
Sin que permita interpretación o discusión alguna, en el referido volante emitido 3 años después del holocausto del Palacio de Justicia, Petro Urrego y el m-19 se muestran como lo que siempre fueron y siguen siendo: Un ”grupo armado ilegal antisocial vinculado con el narcotráfico que cometía actos terroristas en todo el territorio nacional”. A esta ineludible conclusión se llega después de considerar lo siguiente:
- El título (propósito) anunciado y publicitado en el volante no es propio de organizaciones sociales, políticas, o cívicas lícitas, ¿o acaso alguien sabe de organizaciones de este tipo que conminen a sus miembros a secuestrar a alguien emitiendo una “orden de captura” contra una respetada figura pública?
- La imagen con el que se identificaba esta chusma narcoparamilitar reza “con el pueblo con las armas al poder”. Es propio de grupos armados ilegales y narcoterroristas atacar la institucionalidad con las armas, tan propio y usual como lo ha sido fracasar en su intento de hacerse al poder de manera violenta, ¿o no?
- En el “de” del volante, quien emite la “orden de captura” no es el presidente, ni el director, ni el vocero principal, mucho menos el gerente de una organización social, política, o cívica lícita, no, es el “comandante general” de esa pandilla narcoparamilitar quien lo ordena… Es lo propio de todo ”wannabe” militar, ¿o no?
- En el “para” del volante, el destinatario de la instrucción para cumplir con la “orden de captura” no es el comité jurídico, ni el comité de relaciones públicas, ni el comité de logística de una organización social, política, o cívica lícita, no, es la “comandancia fuerza de operaciones héroes de palacio”, ¿y quienes, sino los grupos narcoparamilitares terroristas (“wannabe” militares), son los que fantasean creyendo tener “fuerzas de operaciones”? Además, ¿qué tal el éxito que tuvieron esos criminales que atacaron el Palacio de Justicia? ¿Héroes de quien o de qué esos fracasados bien muertos?
- En el “asunto” del volante adjunto, el psicópata mayor Pizarro Leon-Gómez emite una “orden de combate”. ¿Acaso alguien sabe de organizaciones sociales, políticas, o cívicas lícitas que emitan “ordenes de combate”? Esto es propio de grupos armados ilegales y narcoparamilitares (“wannabe” militares), ¿o no?
- Finalmente, queda clara la naturaleza del m-19 como grupo armado ilegal narcoparamilitar sin propósito ni estructura política alguna al final de sus días, cuando en el numeral 2 del “ordena”, el capo Pizarro Leon-Gómez manda a «trasladar al detenido a un campamento de nuestra fuerza militar o de cualquiera de las organizaciones que conforman la coordinadora nacional guerrillera Simón Bolívar…«, para rematar ordenando en el numeral 3, se dé “al detenido tratamiento de prisionero de guerra”. ¿Acaso hay organizaciones sociales, políticas, o cívicas lícitas que tengan campamentos para llevar rehenes(secuestrados), y que consideren a sus rehenes(secuestrados) “prisioneros de guerra”?
Otra muy poderosa lección que considero deja a nuestras naciones Iberoamericanas lo sucedido en Colombia con respecto a la cada vez más atroz conducta de los criminales de todo y cualquier pelambre, es que cuando se tiene la posibilidad de aplastarles mediante el uso de la fuerza legítima, se debe hacer pues siempre se logrará derrotar a esos cobardes. Cuando de combatir al ENEMIGO se trata, jamás se debe renunciar a la prevalencia de la LEY, de la VERDAD, y de la JUSTICIA. Con los criminales no se dialoga, no se tranza, no se concede, ni se hacen negociaciones, a los criminales se les enfrenta y se les vence en todo y cualquier terreno.
François R. Cavard M.