La ciudad de origen entre la cepa de tuberculosis y el humano puede ampliar el riesgo de infección, según estudio
En el caso de algunas formas de tuberculosis, las probabilidades de que una persona expuesta se infecte dependen de si el individuo y la bacteria comparten ciudad de origen, según un nuevo estudio publicado en ‘Nature Microbiology’, que compara cómo las distintas cepas se desplazan por poblaciones mixtas en ciudades cosmopolitas.
Por dpa/EP
Los resultados de la investigación, dirigida por científicos de la Facultad de Medicina de Harvard (EEUU), aportan la primera prueba fehaciente de observaciones realizadas hace tiempo que han llevado a los investigadores a sospechar que el patógeno, el lugar y el huésped humano chocan en una interacción distintiva que influye en el riesgo de infección y alimenta las diferencias de susceptibilidad a la infección.
Según los investigadores, el estudio refuerza una hipótesis que se viene barajando desde hace tiempo: determinadas bacterias y sus huéspedes humanos probablemente han coevolucionado a lo largo de cientos o miles de años.
Los hallazgos también pueden ayudar a fundamentar nuevos enfoques de prevención y tratamiento de la tuberculosis, un astuto patógeno que, cada año, enferma a más de 10 millones de personas y causa más de un millón de muertes en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el análisis actual, que se cree que es la primera comparación controlada de la infectividad de las cepas de tuberculosis en poblaciones de orígenes geográficos diversos, los investigadores crearon una cohorte de estudio a medida combinando archivos de casos de pacientes con tuberculosis de Nueva York, Ámsterdam y Hamburgo. Así, obtuvieron datos suficientes para elaborar sus modelos.
El análisis demostró que los contactos domésticos cercanos de las personas diagnosticadas con una cepa de tuberculosis de linaje geográficamente restringido tenían una tasa de infección un 14 por ciento menor y una tasa de desarrollo de la enfermedad tuberculosa activa un 45 por ciento menor en comparación con los expuestos a una cepa perteneciente a un linaje muy extendido.
Afinidad patógeno-huésped
El estudio también demostró que las cepas con rangos geográficos estrechos tienen muchas más probabilidades de infectar a personas con raíces en la región geográfica nativa de la bacteria que a personas de fuera de la región.
Los investigadores descubrieron que las probabilidades de infección disminuían en un 38 por ciento cuando un contacto se exponía a un patógeno restringido de una región geográfica que no coincidía con los antecedentes de la persona, en comparación con cuando una persona se exponía a un microbio restringido geográficamente de una región que sí coincidía con su país de origen. Esto es así en el caso de las personas que han vivido en la región y en el de las personas cuyos dos progenitores proceden de esa región.
Según los investigadores, esta afinidad patógeno-huésped apunta a una evolución compartida entre humanos y microbios, con ciertas características biológicas que hacen a ambos más compatibles y aumentan el riesgo de infección.
«La magnitud del efecto es sorprendentemente grande. Es un buen indicador de que el impacto en la salud pública es sustancial», ha afirmado la profesora asociada de Informática Biomédica en el Instituto Blavatnik del HMS Maha Farhat.
No todas las cepas son iguales
Gracias al creciente uso de la secuenciación genética, los investigadores han observado que no todas las cepas circulantes son iguales. Algunos linajes están muy extendidos y son responsables de gran parte de la tuberculosis en todo el mundo, mientras que otros sólo prevalecen en unas pocas zonas restringidas.
Dada la compleja naturaleza de la transmisión de la tuberculosis en entornos de alta incidencia en los que las personas suelen estar expuestas a diferentes linajes, los investigadores no han podido comparar cepas en condiciones similares y se han visto obligados a especular sobre las posibles explicaciones de las diferencias entre cepas.
Son muchos los factores que aumentan el riesgo de contraer tuberculosis de un contacto íntimo. Uno de los mejores factores para predecir si una persona infectará a sus contactos íntimos es la carga bacteriana, medida mediante una prueba llamada microscopía de frotis de esputo, que muestra cuántas bacterias lleva una persona en su sistema respiratorio.
Pero el nuevo estudio demostró que, en el caso de cepas geográficamente restringidas, el hecho de que una persona tenga antepasados que hayan vivido donde la cepa en común era un factor de predicción del riesgo de infección aún mayor que la carga bacteriana en el esputo. En los casos analizados en el estudio, este riesgo de ascendencia común superaba incluso el riesgo derivado de padecer diabetes y otras enfermedades crónicas que, según se había demostrado anteriormente, hacían a las personas más susceptibles a la infección.
«Estos resultados ponen de relieve lo importante que es entender qué hace que las distintas cepas de tuberculosis se comporten de forma tan diferente entre sí y por qué algunas cepas tienen una afinidad tan estrecha con grupos de personas específicos y relacionados», ha afirmado el investigador en informática biomédica del laboratorio de Farhat en el HMS, médico residente en el hospital universitario Charité de Berlín y primer autor del estudio, Matthias Groeschel.