La alianza de izquierda se desgrana ¿Qué raro?
Salen a la luz los reclamos de la otrora candidata a la presidencia del desaparecido partido político MLP, Telma Cabrera, afirmando que este gobierno es más de lo mismo y, que ha osado no hacerles caso a ellos “los verdaderos representantes de los pueblos” (o sea de los indígenas pobres) Esto se suma a los reclamos de hace ya varias semanas que hicieron los flamantes dirigentes de los 48 Cantones, quienes también se hacen llamar representantes de los pueblos. Como que los pueblos cuentan con muchos representantes auto designados.
De repente, algún defensor del semillismo y el fraudulento presidente podría mover levemente los hombros y decir: y eso qué, esto no afecta el proyecto de la Nueva Primavera, si no les gusta es su problema. Es necesario ahora describir dicha actitud, que refleja la mucha ignorancia sobre lo que sucedió el año pasado. Primero, Semilla no era un partido de bases antes de su cuestionada elección, por lo que una vez se concretó el fraude tuvieron que aliarse con agrupaciones “populares” para presionar la destitución de la Fiscal General que estaba amenazando aquel acto ilegal e inmoral con las investigaciones penales en su contra.
Los operadores políticos de Semilla se hicieron de alianzas con esas organizaciones que lo único que pueden dar son pies descalzos para marchar, y manos con palos para amenazar, pero en ese momento eran necesarios, y es por eso que decidieron comprar lo que MLP y su ramillete de organizaciones; los 48 Cantones y las alcaldías indígenas venden al mejor postor. En este momento los fondos provenientes de ongs y otras misiones internacionales sirvieron para pagar un enganche, un adelanto a lo mucho que seguramente ofrecieron una vez se concretara la toma de posesión.
En efecto, el presidente llegó a la silla presidencial e instaló a un gobierno, por demás incapaz, pero al final funcional, entonces se dan cuenta de que su misión, más que complacer a un grupo de facinerosos, era el de ejecutar presupuestos enormes para toda la población, incluyendo a todos los que no votaron por ellos. Las promesas de pago se atrasaron, y atrasaron, poco podían cumplir en término de trabajos que llevaran cabeza y las manifestaciones por el momento no son convenientes. Por otro lado, la izquierda de base que ha generado una doble identidad, la de conciencia etnoclasista por un lado y la delincuencial por otro, no puede dejar de recibir dinero, de lo contrario sus bases emigran, entonces retoman el único talento que poseen: la amenaza junto con la diatriba.
¿Esta situación es nueva en Guatemala? Para nada, si hay una característica propia de la izquierda es su canibalismo: se comen entre ellos, esto complementa lo dicho por la diputada Evelin Morataya cuando afirmaba que eran endogámicos, que solo se casaban, juntaban y hacían fiesta entre ellos, pues yo le agregaría y entre ellos mismos se comen y luego se desechan. El ejemplo histórico más emblemático fue cuando organizaciones guerrilleras fueron obligadas por Fidel Castro para que se unieran en URNG, todo bajo la amenaza de que si no lo hacían dejarían de recibir ayuda.
Las motivaciones políticas de la izquierda para unirse, luego del fraude electoral del año pasado, era asegurar que el presidente tomara posesión y, así tener la posibilidad de cogobernar, y en efecto así ha sido, dirigentes de ongs, intelectuales, activistas (sobre todo) y periodistas han logrado obtener plazas, contratos y convenios con el Estado, los impuestos ahora mantienen a quienes viven de amenazar con la destrucción del Estado, no deja de ser paradójica la situación.
¿Qué esperar de la salida de la izquierda callejera de la alianza con Semilla? Pues lo que hacen siempre, manifestar y bloquear, lo que sirve para mantener activas a sus bases y reactivar la idea de constituir otro partido revolucionario de los “pueblos” (comunismo puro y duro) y, por otro lado, extorsionar a alcaldes y diputados, lo mismo de siempre.