La AEU pide al gobierno que intervenga la USAC, los delirios de la militancia
Por Julio Abdel Aziz Valdez
El 4 de septiembre de 1985, el ejército de Guatemala, luego de días de disturbios callejeros propiciados por supuestos estudiantes universitarios, decide ocupar militarmente las instalaciones del campus central de la USAC, durante este acto que fue calificado, por la prensa local, como violación de la autonomía universitaria. Algo similar había pasado en noviembre de 1970, cuando luego de innumerables protestas, secuestros y extorsiones con un clima creciente de violencia política, el gobierno encabezado por el General Arana Osorio decide ocupar con soldados las instalaciones universitarias.
Lo que seguramente la historiografía militante no cuenta de ambos hechos, es que aquellos actos no solo se habían producido en un contexto de emergencia nacional, sino que duraron días o semanas, como se quiera ver. Luego de eso la normalidad regresó, la autonomía seguía vigente, las elecciones a decanos y rectoría se mantuvieron y los recursos del erario público siguieron fluyendo, con todo y que era de dominio público que la USAC estaba copada por grupos radicales de ultraizquierda armada que no dudaron en secuestrar o asesinar cuando lo consideraban.
Y no es por hablar bien de la acción del Estado, porque coincido en la afirmación hecha por la prensa local, en cuanto a que se vulneró la autonomía, pero nadie cuestionó en ese momento que la USAC era la rectora de la formación superior en Guatemala, es más, su poder se incrementó con todas sus participaciones en entidades del Estado como la Junta Directiva del IGSS o la Junta Monetaria entre otros, y todo este poder fue delegado durante la “malvada dictadura militar”.
¿Por qué esta introducción histórica tan larga? Pues bien, la actual Junta Directiva de la Asociación de Estudiantes Universitarios AEU Oliverio Castañeda de León, herederos del imaginario idealizado del estudiante sancarlista al servicio del pueblo y la revolución, solicitan la intervención del Presidente de la República, luego de que el Consejo Superior Universitario, ordenara suspender de sus labores a docentes, estudiantes y trabajadores sindicados de participar y apoyar en la ocupación ilegal del campus. Por cierto, Bernardo Arévalo, su vicepresidente y todo su partido, son copartícipes de la ocupación.
Lo inaudito en forma comparativa; es la misma AEU la que solicita algo que los militares tan señalados y cuestionados en aulas y muros nunca hicieron. Las implicaciones emanadas de la ignorancia de estos supuestos estudiantes que no se han dado a la tarea de leer la Constitución, es simplemente que se destruya la autonomía porque no concuerdan con el actual Rector. La lógica setentera se vuelve a imponer: es un “lo que nosotros queremos o se destruye todo”. Si la ocupación ilegal no había sido lo suficientemente nociva, el desaparecimiento de la autonomía terminaría siendo peor que el mismo mal que desean acabar esos estudiantes que provienen de la organización con menos representatividad de todas las existentes en Guatemala no se han medido. Para su fortuna, tienen derecho a pedir lo que se les dé la.
El mensaje no es para el defenestrado Rector, es para la población en general, que está pagando porque un grupo de estudiantes solicitan vehementemente que se destruya la universidad, como si el mensaje de la toma de las instalaciones por un año con los correspondientes robos, amenazas contra otros estudiantes que si querían recibir clases y los docentes que no querían regalar puntos por solo respirar, no hubieran sido suficientes, ahora ven la necesidad de destruirlo todo y preparar la cancha para que Jordán Rodas regrese a trabajar luego de su licencia de más de seis años (no olviden que mientras fue Procurador de los Derechos Humanos no dio clases y luego desde que dejó el cargo hasta el día de hoy).
Los estudiantes no militantes que no se ven representados en la vetusta organización de la AEU, se deben pronunciar, porque si bien es cierto que este presidente con cuentas pendientes ante la justicia, es difícil que cumpla con el deseo de los dirigentes estudiantiles, es hora de impedir que estos personajes arrastren a la basura la poca solvencia que hay en los sancarlistas.
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