Haroldo Sánchez: el precio de la lealtad
El pasado 15 de julio, Haroldo Sánchez dejó su cargo como titular de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia (SCSP), marcando el final de un breve y cuestionado período al frente de la dependencia. Sin embargo, su salida no significó su desvinculación del gobierno: fue reubicado como asesor, con un salario mensual de Q30 mil, para encargarse de “temas conmemorativos y eventos especiales”.
Redacción
El caso de Haroldo Sánchez ilustra el patrón de reciclaje de funcionarios que persiste en la administración actual, un fenómeno que plantea serias dudas sobre el gasto público y la eficacia en el manejo de los recursos del Estado.
Sánchez permanece en el gobierno como asesor con un salario de Q30,000.00 mensuales, bajo el concepto de “orientación profesional en temas de comunicación social”, según el contrato gestionado por excepción y regulado por el artículo 44. de la Ley de Contrataciones del Estado. Este contrato suma un total de Q150,000.00 entre agosto y diciembre de 2024.
Nuevo contrato
Al momento de anunciar el despido de Sánchez, el mandatario justificó esta práctica señalando que, en sus primeros seis meses de gestión, su gobierno ha enfrentado diversos retos que han permitido “fortalecer y consolidar equipos de trabajo con la firme convicción de servir al país”.
Según explicó, Sánchez seguirá formando parte del equipo presidencial, desempeñando un rol específico, según su experiencia. Para muchos analistas, el conocido periodista no logró implementar una estrategia sólida ni efectiva durante su tiempo al frente de la SCSP.
Arévalo, parece muy cómodo con la estrategia de rotar funcionarios entre dependencias y la creación de cargos aparentemente diseñados para mantener a aliados políticos en nómina, independientemente de sus resultados previos o de la necesidad real de sus nuevas funciones.
Sin embargo, su salida también revela que no estaba preparado para liderar una transformación hacia el modelo de comunicación más orientado a la propaganda y la viralidad, implementado por su sucesor.
El reciclaje como norma
La reubicación de Sánchez no es un caso aislado. Otros ejemplos, como el de Santiago Palomo, quien pasó de un cargo en una dependencia gubernamental a liderar la SCSP, confirman la tendencia de trasladar figuras clave dentro de la administración.
La práctica de reciclar funcionarios genera un impacto directo en el presupuesto público. En el caso de Sánchez, el contrato de Q30 mil mensuales para tareas aún poco claras representa un gasto que bien podría destinarse a áreas prioritarias.
Además, este esquema perpetúa la percepción de que los recursos estatales son utilizados más para garantizar lealtades políticas que para ofrecer resultados tangibles a la ciudadanía.
La era Palomo: influencers y mensajes tendenciosos
Con Santiago Palomo como el nuevo rostro fuerte de la Secretaría, la comunicación oficial se ha volcado hacia la creación de contenido diseñado para generar tendencias en redes sociales, aunque esto implica sacrificar la seriedad y la información de interés público.
El ejemplo más evidente de esta estrategia fue la reciente actuación del viceministro de Finanzas en una parodia de John Wick , un intento de comunicación que generó críticas por su carácter frívolo y desconectado de los temas prioritarios del país.
Bajo este nuevo modelo, la SCSP ha priorizado la creación de material superficial, dirigido a captar la atención del público joven en plataformas como TikTok, pero que poco o nada aporta a la transparencia o a la rendición de cuentas.
En este contexto, los funcionarios no solo se han convertido en portavoces de mensajes propagandísticos, sino en personajes que buscan popularidad a toda costa, difuminando la línea entre la comunicación institucional y el entretenimiento.