Gaza, una mirada crítica desde Guatemala
Antes de emitir mi opinión, dejo claro algunos puntos: 1. Creo y sostengo que los ataques cometidos por Hamas contra civiles israelíes son criminales, y no solo eso, sostengo que el esconderse detrás de población civil es una cobardía, propia de terroristas sin escrúpulos ni humanidad. 2. Soy musulmán por opción de vida, por lo que el tema me es especialmente sensible, no tanto por empatía a los palestinos por ser musulmanes en su gran mayoría, sino porque son seres humanos, y 3. Me considero un hombre de derecha, una identidad política que he me ha llevado años forjar y, sobre la cual también me considero orgulloso. Una vez aclarado esto, paso a compartir mi punto de vista respecto al problema.
Nunca entendí la forma en que la militancia de izquierda en todo el mundo asume la defensa acrítica de la revolución cubana o del régimen venezolano, salta a la vista que aquellos son dictaduras empobrecedoras, la pregunta debería ser: ¿Por qué defender lo indefendible? O mejor aún ¿es posible seguir siendo de izquierda y asumir la crítica a esas dictaduras que lejos están de concretar el “sueño socialista”? pues con esta esta misma coherencia me gustaría abordar lo que sucede hoy en día en Palestina, de cara a donde estamos hoy parados. Aclaro, no voy a explicar las implicaciones históricas porque ya hay suficientes autores que lo han hecho y con mucho más rigor de lo que hoy podría hacerlo yo. Veamos:
- En principio lo que hoy sucede cabe en toda la dimensión de la palabra, es un genocidio, perpetrado por él ejército de Israel, y están sucediendo tales actos con dinero y armas occidentales, por más que se empleen términos legales no concluyentes.
- Ahora entiendo claramente por qué los gobiernos de Guatemala estuvieron de acuerdo con formar parte del show de las acusaciones por genocidio acá. El tema es obviamente dinero, al gobierno israelí le importan poco las acusaciones porque no dependen económicamente de quienes los acusan, por el contrario, aquí asumimos pagar multimillonarios resarcimientos y desarrollar montajes de juicios por lo mismo, porque dependemos de quienes financian tales puestas en escena.
- La solidaridad hacia Gaza, no Palestina en su conjunto, está siendo instrumentalizada especialmente por la izquierda, lo que resulta incongruente, en tanto que a la izquierda misma no le importa el dolor humano. De lo contrario, dirían lo mismo con la tragedia que sufren millones de personas que han salido expulsadas de Cuba y Venezuela. Por otro lado, es cierto que Gaza es gobernado por una entidad integrista y totalitaria, solo el tema del integrismo religioso debería poner a pensar dos veces a quienes hoy hacen de la “resistencia” los verdaderos representantes del pueblo gazatí.
- El gobierno norteamericano y los europeos en consonancia, han perdido toda solvencia moral para señalar a cualquier gobierno sobre la tierra de infringir violencia extrema hacia población civil. Es obvio que para el primer mundo hay víctimas de primera, segunda y hasta de tercera categoría, dependiendo de cómo se ajuste a sus discursos e intereses temporales. En este momento los palestinos gazatíes son de tercera categoría.
- El apoyo a Israel desde las iglesias evangélicas locales resulta tan contradictorio en su esencia, empezando porque casi están justificando la muerte de miles de inocentes bajo el argumento de que estos son los “elegidos de Dios”, afirmación tan tendenciosa e inhumana como la de aquellos que antes de masacrar a israelíes en medio de un festival o en sus casas gritaban “Dios es Grande”.
- El apoyar a Israel bajo el argumento de que ayudaron a Guatemala en su lucha contrainsurgente es aún peor, primero porque todo el material y adiestramiento proporcionado para acabar con la amenaza guerrillera se pagó, nada se regaló, y segundo la estrategia que más influyó en la neutralización de aquellas fuerzas armadas estuvo en la capacidad del Estado para desarticular a las organizaciones desde la acción civil y política.
Para terminar, reafirmar que lo que sucede es una tragedia humana, televisada en vivo, y que poco o nada hacemos para ayudar a resolverla si no llamamos a las cosas por su nombre, al genocidio, genocidio y a la manipulación, manipulación.
Denunciar el genocidio en Gaza no significa ser enemigo del pueblo de Israel o estar al lado del terrorismo integrista de Hamas. Por otro lado, apoyar que se denuncie el genocidio no implica estar de acuerdo con la izquierda manipuladora y victimista. Es más, lo han hecho nuevamente: secuestraron el discurso de defensa de los derechos humanos para imponer su narrativa.