Fronteras permeables y «a la mano de Dios», gracias a los acuerdos de paz
La reciente incursión de narcotraficantes mexicanos en localidades fronterizas tiene un antecedente histórico que se remonta al gobierno de Oscar Berger, cuando se redujo la capacidad del Ejército en más del 70% y se desmantelaron varias bases militares que cumplían la función de resguardar la soberanía, expresa el Coronel y escritor Jorge Antonio Ortega Gaytán.
Redacción
Agencias internacionales informan que ayer, el ejército mexicano inició un plan de operaciones en su frontera sur, en conjunto con Guatemala, después de la incursión realizada los días 8 y 9 de diciembre por miembros del Cartel de Sinaloa en Huehuetenango y San Marcos, que dejó un muerto y un herido en Guatemala.
Entre otros, los delincuentes colgaron varias pancartas, donde se señalaba a supuestos narcotraficantes guatemaltecos y se afirmaba que el gobierno de Bernardo Arévalo los protege. Al respecto, el ministro de Gobernación Marco Antonio Villeda aseguró que este extremo es falso. «Estamos a la búsqueda de esta persona, para extraditarla», afirmó Villeda.
Efecto de los acuerdos de paz: fronteras desprotegidas
Al comentar los sucesos recientes, Ortega señala: «Es un tema serio y complejo, que incluye violación a la soberanía nacional y evidencia la porosidad de las fronteras, así como la falta de efectivos e insumos tecnológicos, pero sobre todo, la falta de voluntad política».
Según afirma, la reducción del ejército implicó reducción de la inteligencia militar y de las bases que antes de 2004, estaban distribuidas por varios departamentos. Aconsejado por su vicepresidente Eduardo Stein, de orientación izquierdista y que insistió en cumplir la reducción del ejército planteada en los acuerdos de paz, el presidente Oscar Berger redujo al mínimo al ejército, lo que significó que en varios departamentos, los narcotraficantes se convirtieran en un poder real e incluso, percibidos como «benefactores» de la población, señala.
«Entre los muchos daños colaterales que dejó esa drástica reducción de la institución castrense, están grandes áreas abandonadas a los narcos». Ante la ausencia del Estado en esas poblaciones, los grupos criminales gozan de gran influencia y poder, lo que se agrava ahora con la evidente permeabilidad fronteriza, ya que los delincuentes pasan las fronteras cuando quieren.







