Lo sucio de la clasificación de desechos, lo que no te dicen los diputados independientes
Por: Julio Abdel Aziz Valdez
¿Que si queremos un mundo mas verde y menos contaminación? Claro que todos queremos eso, ¿quién estaría en desacuerdo? Pues bien, como es de costumbre en la política y, en los delirios de izquierda se nos presenta la realidad como una visión dual: la mala, malísima… que es de los “otros”. Los empresarios, corruptos, ladinos, hombres, hetero y demás, en contraposición a la de ellos: los buenos buenísimos.
A ver, hay que desglosar este tema. El reciclaje en el mundo es un negocio que da ganancias, pero para hacerlo se deben dominar el transporte, clasificación y la transformación. En Guatemala estos tres componentes están en tres manos diferentes, el que transporta no clasifica, el que clasifica no transforma y el que transforma, pues, no hace ninguna de las dos anteriores.
El Estado, que es dominado por políticos, y muchos de estos con delirios, asume que el inicio de la cadena está en el hogar o en la empresa. O sea, el que genera el desperdicio, debería clasificar.
Así es, bajo amenazas de multas se les dice a los empresarios que deben separar. Esa parece fácil, pero para los hogares el ojo estará en quienes transportan. Así es, son los que extraen los desechos los que deberán clasificar y, como este servicio es adicional a lo que originalmente cobran, pues se lo pasarán al vecino, quien ahora deberá clasificar.
La publicidad del Estado intenta meterle la idea en la cabeza al ciudadano que al clasificar contribuye al mejoramiento del planeta, y lo que está haciendo, es facilitarle la labor de clasificación a las empresas que reciclan. Eso sí, sin remuneración alguna. Es más, deberá pagar más porque el que transporta, que no quiere que lo multen, deberá acondicionar su camión, contratar más personal y hacer más viajes.
Frente a esto, me pregunto: ¿acaso no hay suficientes empresas de reciclaje en Guatemala? O sea, los que realmente hacen dinero con el desecho, y si es así, no es fútil pensar que algo de sus ganancias pudieron ir a parar a las manos de esos diputados que creen que al amenazar con multas vamos a hacer un mundo más verde.
Cuando veo a los funcionarios ambientalistas, como la actual ministra de Medio Ambiente, alabar esto, confirmo que sigue pensando que iniciativas como esta, la harán pasar a la posteridad en el mundo de organizaciones ambientalistas donde la aplaudirán y darán placas de reconocimiento. Siempre lo mismo, la izquierda local empoderada pensando en cómo serán mencionadas en el mundo, solo espero que no piense en laborar en la USAID que está dejando de existir, tal como la conocíamos hasta ahora.
La implementación de esta ley, no tiene que ver con tiempo, tiene que ver con la existencia o no de una infraestructura del reciclaje a nivel local, si existen incentivos para que haya empresarios que la lideren y que los transportistas no se conviertan en el chivo expiatorio como sucede actualmente.
¿Que si el enfoque es educación, para que haya una mejor clasificación? No, el tema tiene que ver con incentivos. En Guatemala empezamos con el garrote primero y la educación es para justificar el uso de dinero para campañas que van dirigidas en lavar la cara a una administración opaca e ineficiente.