Feministas en la marcha del 8 M y un pastelito de cortesía
Por Julio Abdel Aziz Valdez
Es interesante ver como reaccionaban efusivamente muchas feministas cuando se les endilgaba el sustantivo feminazis, y es que su lucha para nada podía ser comparada con ese pasado oscuro del nacional socialismo en la Alemania de 1932, su lucha es “íntegra, por la igualdad y a defensa de la vida”, al menos eso dicen en sus pancartas que cada año resultan ser más y mejor elaboradas, listas para la foto que busca hacerse viral en redes sociales.
En fin, se ha convertido ahora como parte de la tradición autoimpuesta por esta marcha, que por un día, grupos de jóvenes mujeres se dan a la tarea de descargar frustraciones, alimentar sus propias carencias emocionales o vaya, para reafirmar su adherencia a la secta de su simpatía destruyendo y vandalizando paredes, estaciones de Transmetro, la iglesia de Santa Clara en la Sexta Avenida y por supuesto la fachada del restaurante San Martín, que dicho sea de paso, es una de las pocas construcciones antiguas que existen en el famoso paseo de la sexta.
Sobre por qué en particular deciden vandalizar este edificio histórico, pues la respuesta es ideológica. Según su muy reducida perspectiva ideológica, es porque son símbolos de poder patriarcal y vandalizándolos los están enfrentando, a pesar de que al día siguiente sigan funcionando, es más, al servicio de una enormidad de mujeres.
¿De donde tanto enojo y violencia? Pues no es por las famosas estructuras de opresión, eso es un hecho, y es que no vemos a estas mismas activistas haciendo lo mismo lo que resta del año. Es más, una vez finalizado el desfile regresan a la normalidad y hasta serán clientes frecuentes del restaurante. Entonces la explicación está en la más humana de las necesidades, el reconocimiento grupal, la adrenalina y todo esto solo puede ser posible con un Estado que lo permite. Todos los negocios vandalizados pagan sus impuestos, de lo contrario dejarían de funcionar, y estas chicas carentes de referente paterno, pueden hacer lo que en gana les da porque están seguras de que saldrán impunes. Esta es la paradoja más grande del 8M vandálico y es que el llamado Estado Patriarcal les da un par de horas como pase libre para que hagan lo que quieran, incluido que usen drogas y se desnuden en la vía pública.
No se como calificar el esfuerzo hecho por la administración de Sn Martin sexta avenida regalando pasteles a las delincuentes para que dejaran el vandalismo, de hecho, en ese momento que nos puede servir como un experimento social, claramente podemos ver, cómo aquellas que realmente pasan hambre aceptan el regalo frente a las que seguramente son muy bien alimentadas en casa que prefieren la destrucción. Debo ahora imaginar el calibre de los cursos de formación política que reciben como para que hagan precisamente esto.
El esfuerzo por comprar la voluntad de las radicales fue en vano, porque aun así se vandalizaron las paredes otra vez, los gastos en reparaciones se volvieron a hacer, y sobre todo el pago de impuestos dirigidos a seguridad se volvió a realizar, y el Estado nuevamente demostró su complacencia con las sectas feministas, todo por no victimizarlas, y a como va la coyuntura tendremos 4 años mas de este tipo de actos que por cierto pueden ir en aumento en tanto que ahora mismo esta es la ideología de cabecera de la Nueva Primavera.
No es de extrañar que algún otro empresario, casa comercial o político vaya identificado como enemigo de la causa delirante del feminismo y el 8 de marzo fuese el día para destruirlo con impunidad, así es como el día de conmemoración se convierte en el día que se vale de todo en especial si es para imponer una ideología fascista (y no decimos esto como insulto sino como una mera descripción de algo que ellas mismas se han ganado a pulso en las calles)
Dinero y poder mas la inacción del Estado es lo que viene para el feminismo en la Nueva Primavera.