¿Femicidio en el pleno del Congreso?
Por Julio Abdel Aziz Valdez
Si acaso se puede caer más bajo en los insultos, ahí les va otro: “pareces piñata” haciendo alusión a la forma de vestir y el sobrepeso de una congresista. Esto dicho por otro diputado. Claro está, esta bufonada que a muchos les ocasionó risa, a la señalada en cuestión obviamente no y con justa razón, las bromas hechas a expensas de terceros tienen la intención precisa de incomodar. Frente a esto, él o la afectada pueden responder con otra burla, por ejemplo, la evidente alopecia del señalado. Pero no, la respuesta ha sido una denuncia ante el Ministerio Público.
Pongamos este incidente, que no es el primero, en contexto, para quienes creen que en el Congreso las discusiones entre los legisladores conllevan un alto nivel de fundamentación y argumentación ideológica, política o vaya, adulta al menos, Déjenme decirles que no, y basta con perder el tiempo al ver el canal del Congreso para darse cuenta del nivel de los legisladores en cuestión. No importa la tendencia, género o etnia, claro con contadas excepciones.
La diferencia entre estas discusiones y otras que se podrían llevar a cabo en los graderíos de cualquier estadio de fútbol un domingo cualquiera, es que los participantes, además de blandir su poder como legisladores, cuestan millones de quetzales al día. O sea, que de los impuestos sale para pagar a gentuza que se ocupa de denigrar a sus compañeros.
¿Se podría pedir más? Como llamado ciudadano sí, pero en realidad eso no va a suceder. Por el contrario, con la inclusión forzada, cada vez es evidente que hay temas del progresismo que comienzan a ocupar el tiempo de oro que los contribuyentes pagan para que sean doblemente estafados.
Habiendo dejado en claro la molestia por esta muestra más de chabacanería congresil, vayamos a la denuncia en cuestión. El delito de femicidio que de por sí es una aberración legal, porque define un delito inexistente que se impuso por presión internacional y por los delirios feministas del lobby en el Congreso, ha sido utilizado nuevamente, como arma legal por parte de diputadas que intentan acallar los descalificativos hacia su persona. Si bien en este caso la burla fue clara hacia la figura de la diputada esto carecía de connotaciones políticas, la denuncia sí que posee dicha connotación.
Esta figura delictiva ha sido completamente trivializada por los mismos políticos que le dieron vida, lo que demuestra lo contradictorio, no sólo de su concepción sino de su aplicación misma. Yantes que digan que estamos defendiendo al diputado patán que utilizó la sorna para burlarse de su congénere, es cierto también que la denuncia no alcanza para evidenciarlo. O sea, no tiene sentido que se le endilgue tal delito, pero muestra por completo la poca seriedad que emana de sus intervenciones. No hay que olvidar que esta grabación fue casi accidental. Ahora, solo nos queda imaginar todas aquellas que no logran hacerse virales.
El femicidio entendido como la muerte de una mujer por su condición de mujer, que luego mutó a agresiones en general sin necesidad de que se llegase a terminar con la vida de una fémina, ahora también se puede entender como el mecanismo de defensa de las mujeres políticos incapaces de contrargumentar, la denuncia es entonces el camino fácil para acallar a los críticos hombres en general, sin necesidad de que exista entre si una relación de poder. Así es, entre dos personas en apariencia iguales, pero para la ley no.
Ver hasta donde cae la discusión en el Congreso, ratifica una vez mas la necesidad de limitar la extralimitación de estas personas que a diario se embriagan con el poder que los ciudadanos les hemos regalado.