Etanol obligatorio: urgen mesas técnicas
La inminente entrada en vigor de la ley que obliga a mezclar etanol con gasolina amenaza con generar inestabilidad en Guatemala. Sectores advierten que, sin mesas técnicas reales ni compromiso gubernamental, la medida podría traducirse en daños mecánicos, alzas económicas y descontento social.
Redacción
El próximo 1 de enero de 2026, entrará en vigor en Guatemala la disposición que obliga a mezclar un 10% de etanol en toda la gasolina, según el Acuerdo Gubernativo 159-2023.
Aunque la medida busca diversificar la matriz energética, asociaciones de importadores de vehículos, distribuidores de motocicletas y expendedores de gasolina advierten que el país no está preparado ni en infraestructura ni en normativa para implementar el cambio.

Representantes de las asociaciones solicitan un compás de espera y la instalación de mesas técnicas para diseñar una ruta realista, con opciones graduales y voluntarias. Señalan que el problema no es el etanol en sí, sino su imposición obligatoria, que limita la libertad de elección y amenaza con repetir errores de países donde la improvisación destruyó la viabilidad del proyecto.
Estaciones de servicio, depósitos y tuberías no cuentan con sistemas de almacenamiento ni con bombas adaptadas para el E10. Además, gran parte del parque vehicular nacional —en especial motocicletas y autos antiguos— no está diseñado para resistir mezclas con alcohol, lo que provocará daños en motores, bajo rendimiento y mayores costos para los propietarios.
Las asociaciones señalan que el gobierno ha mostrado falta de interés en abrir mesas técnicas reales para discutir alternativas antes de que se cumpla el plazo. Al mismo tiempo, acciones legales contra la norma han sido desestimadas por la Corte de Constitucionalidad.
En esta línea representantes de diversos sectores, recuerdan que leyes como el seguro obligatorio de automotores o la normativa de desechos sólidos terminaron fracasando por imponerse sin discusiones serias ni consensos. En este caso, el temor es que el E10 se convierta en otro experimento improvisado que lleve a nuevas protestas o incluso ocasione escasez de combustible ante la inestabilidad del mercado.
El caso de Panamá es citado como advertencia: allí un programa similar fracasó por no planificar la transición ni garantizar condiciones técnicas. En contraste, países como Brasil o Colombia lograron avances en etanol tras décadas de inversión e infraestructura, algo que Guatemala no tiene.
En México y Bolivia, intentos de aplicación obligatoria también enfrentaron resistencia y retrocesos por la improvisación y el costo social.