El rol social del movimiento libertario
Por Franco L. Farías. Director del Movimiento Libertario de Guatemala, coordinador senior de Students For Liberty – Young fellow at CEES.
Pubicado en El libertador galopante. Lea revista completa y encuentre PDF en 24:7 Prensa Digital
Nuestro movimiento tiene un solo objetivo: aspirar a la sociedad libertaria con la menor cantidad de contradicciones posibles (asumo que habrá contradicciones porque las ha habido, las hay y -consciente de la condición humana-, las habrá). Aun cuando nosotros no la podamos ver con nuestros propios ojos, debemos ser aguerridos en su avance, pues la sociedad libertaria no se defiende -única y necesariamente- porque sea el modelo de sociedad más productivo, de mayor bienestar social y mayor eficiencia productiva. Se defiende porque la sociedad libertaria es el único modelo de organización social compatible con la justicia y la dignidad humana. La defensa y promoción de la sociedad libertaria, es, por tanto, un deber ético que cada libertario tiene consigo mismo, y un acto de amor y esperanza que el libertario tiene hacia los que están por venir.
Cuando se habla de la promoción de la sociedad libertaria, se habla, naturalmente, de una tarea dual: por un lado, de la concientización de las fallas, contradicciones, inmoralidades e injusticias que se desprenden de la existencia del Estado. Y por otro, la enseñanza y promoción del libertarismo, como filosofía política y como forma de vida.
Con relación a esto último, del libertarismo como forma de vida, es importante hacer ver que el libertarismo suele identificar con mucha sagacidad las cosas que están mal, y deja en una línea gris todas las cosas que no están mal. De esto, que debería ser el caso de toda filosofía política seria, hay algunos libertarios que han desprendido que todo lo que no está mal, está bien. Esto no es así necesariamente.
Los libertarios deben dar el paso de la filosofía política a la filosofía moral para ver esos temas, deben arrimarse o crear una filosofía que, en primer lugar, no sea contradictoria hacia las restricciones morales presentes en la filosofía política libertaria, ni con su método; y en segundo, puedan dar respuesta a los dilemas más profundos y específicos que se presenten en la vida de los libertarios, y que no ven solución en la filosofía política.
Sobre este tema no me gustaría extenderme más de lo ya hecho, solo recalcar la importancia de crear o encontrar una filosofía moral congruente con el libertarismo para forjar desde ya una sociedad duradera en el tiempo.
Volviendo a lo principal de mi escrito ¿qué es lo que se busca? Crear una sociedad libertaria o hacer a una sociedad libertaria. Esta es una pregunta no menor, pues el enfoque varía según la respuesta. Si se quiere crear una sociedad libertaria desde cero, la secesión, lagunas legales que permitan separarse del Estado, o reclamar un pedazo del globo que no sea de ningún país serian las opciones. Si, por otra parte, se quiere que la sociedad sea libertaria, la tarea que nos aguarda es titánica.
Pues no se trata solo de convencer a toda la sociedad. Pues nunca puede ser convencida toda la sociedad sobre nada. No porque haya detractores, que siempre los hay, sino porque a una parte sustancial de la sociedad simplemente no le interesan estos temas, les es indiferente el sistema político, solo viven, no reflexionan habitualmente sobre nada en particular. Sin embargo, no es que este hombre medio no crea en nada. Cree, si, pero en los paradigmas de su época, súper ideas que parecen no necesitar mayor justificación que su propia existencia, lo que a veces se llama sentido común. Hoy, por ejemplo, son ideas de sentido común la democracia como único sistema de gobierno sensato y el método científico como única fuente de verdad. En otro tiempo fueron otras ideas, pero explorar las concepciones de sentido común a lo largo de la historia no es tema de este escrito.
Cuando el hombre medio vea de sentido común el conjunto de ideas libertarias, la sociedad libertaria será inminente. Pero cómo se llega a eso ¿Cómo se llega a posicionar una súper idea? Rothbard nos dice los siguiente:
El mayor peligro para el Estado es la crítica intelectual independiente (…) Puesto que cualquier gobierno necesita aprobación de la mayoría, cualquier peligro ideológico para dicho dominio sólo puede surgir a partir de unos pocos individuos de pensamientos independientes. La nueva idea, mucho menos, la nueva idea crítica necesita comenzar como una opinión de una pequeña minoría.
Rothbard. M (2021). La Anatomía del Estado. Editorial STO (p. 17)
No queda de otra, debemos empezar desde abajo, imbuir la sociedad del ideal libertario hasta que esta se vea envuelta en él. Afortunadamente, el escenario ya no es tan desolador como en los tiempos de Rothbard, eso no significa que aun no quede un gran trecho por recorrer.
En este sentido, finalmente, la labor social de los movimientos libertarios es, en primer lugar, tomar sus ideas, medirlas socialmente para posteriormente, impulsarlas hacia el sentido común.
La ventana de Overton es una buena herramienta para esta labor
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Tomemos una idea, digamos, la eliminación del Banco Central. Digamos que está entre radical e impensable. Si se presenta una idea mas extravagante, digamos, la secesión, eliminar el BC sigue pareciendo disparatada, pero menos que antes de que se propusiera la secesión. Cuando esta situación se da, los intelectuales independientes de los que habla Rothbard deben ponerse manos a la obra y empujar la primera idea de radical a aceptable, este proceso debe repetirse hasta que todas las ideas queden en popular. Si las ideas son conguentes, iran encadenadas unas con otras, por lo que la fuerza que hizo pasar una idea de aceptable a popular, debería jacer pasar a otra idea de impensable a radical.
Sobre cómo hacer que las ideas se le hagan más sensatas al público, primero hay que tener en cuenta donde se encuentra la agrupación que promueve estas ideas.
El siguiente diagrama, creado por Pablo V, ilustra el punto
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Este diagrama es muy bueno para posicionar organizaciones y, con ello, definir mejor los objetivos de las mismas. Si lo que se quiere es llevar al libertarismo a la súper idea, me parece que solo los grupos que se encuentren dentro del cuadrado rojo serán exitosos. No sirve ser moderado, pues, en primer lugar, el libertarismo no es un ideal moderado, y en segundo lugar, si el fin ultimo es una postura moderada, debería comenzarse por promover posturas hegemónicas, y no hay postura hegemónica actualmente que sea libertaria (salvo tal vez, la creencia de que los políticos son parásitos).
No sirve que la posición sea muy superflua, pues la gente necesita la certidumbre de que la idea tiene bases sólidas (aunque no se molesten en explorarlos o entenderlas), y no puede ser tampoco muy académica, pues hay muchos quienes sienten aversión por los razonamientos abstractos, los coincidieran muy elevados o alejados de la realidad y los descartan.
Sobre si el mensaje debe ser con enfoque coyuntural o estructural, creo que es tarea de los libertarios explorar diferentes enfoques y juzgar por ellos mismos su efectividad. Me parece que un mensaje muy estructural será lento pero seguro, mientras que una absolutamente coyuntural será explosivo, pero se corre el riesgo de que no se termine de entender la idea bien.
Ya expuesto el camino, queda la parte mas difícil, emprenderlo. Si se parte desde cero es bueno recordar que un grupo es incapaz de hacerlo todo solo, pues hay que aprender, enseñar, defender y convencer; y es muy complicado que salga una persona o grupo de personas con todas las virtudes para realizar a buen nivel todos esos pasos. Es por ello que el objetivo inicial de un grupo es hacer que salgan nuevos grupos, que estén en partes diferentes del plan, y que cada grupo se desempeñe donde mejores habilidades tenga. Esta es la manera mas eficiente de aproximarnos a la sociedad libertaria.
Mi objetivo con este escrito es clarificar el camino, pues es común que al enfrentarse a él por vez primera, salga uno abrumado. Este es el plan sobre como llegar donde queremos, ahora es momento de encaminarnos hacia el libertarismo y no detenernos hasta morir o vencer.