El petate del muerto del globalismo: miedo, pandemias y “olor a quemado”
A las puertas del ominoso «tratado de pandemias», Guatemala se quema con incendios que según informan las autoridades, provocan que la calidad del aire en la capital sea peor que el de las ciudades de China más contaminadas. En esa línea, entidades como la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) y el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología de Guatemala (Insivumeh), lanzan recomendaciones que parecen salidas de una novela distópica por lo absurdo y dañino de su contenido, pero que también podrían ser parte de un experimento social para medir el nivel de obediencia de los guatemaltecos.
Encerrarse, evitar deportes al aire libre, usar la infame mascarilla, cuyos daños son muy conocidos y otras medidas que invitan al ostracismo social y temor ante el humo en el aire, pero al mismo tiempo, no se informa sobre los avances en la contención y prevención de los incendios, que afectan especialmente a los vecinos de áreas donde se producen y a personas como el guardarrecursos Laureano Velásquez, fallecido en Petén mientras monitoreaba un incendio.
Esto se produce a las puertas del Tratado de Pandemias de la OMS, que de ser firmado (y ratificado), cederá la soberanía de la salud a una entidad que obedece a sus financistas, fundaciones como la Gates y la Rockefeller.
Gates, el mayor donante de la OMS, tiene fuertes intereses en farmacéuticas y en la nueva industria de vacunas ARN. Promotor del coronavirus como «pandemia» y profeta de epidemias mundiales, el magnate es uno de los grandes responsables en el desastre del abordaje al coronavirus.
Por su parte, el director de la OMS, Tedros Adhanom, lejos de ser médico es un político y funcionario etíope de un régimen marxista.
La infestación de humo por incendios que debieron prevenirse seguramente es una molestia y podría ocasionar efectos desagradables para muchos. Sin embargo, no debería ser pretexto para ensayar nuevos encierros y mascarillas. Lo que urge es que las autoridades a cargo sofoquen los siniestros y planteen políticas públicas de prevención.
En cuanto al tratado que propone la OMS, se espera su firma internacional el 27 de mayo. Con la inclinación globalista del régimen actual, es muy probable que Guatemala sea signataria. Sin embargo, cuando los tratados comprometen la soberanía, el Congreso debe dar su visto bueno.
El Congreso debe considerar lo que implicaría para Guatemala ceder la soberanía de la salud a un organismo supranacional, financiado por farmacéuticas y que además de imponer las pautas a seguir ante el brote de cualquier cosa que la OMS considere «pandemia», también tendrán injerencia en la agricultura y la soberanía alimentaria, amén de imponer el terror ante el «cambio climático», con la multiplicación de incendios «fortuitos» y todo lo que esto conlleva.