El órgano más ineficiente del Estado: El Congreso, la burocracia gigante que no rinde
El Congreso de la República cerrará el 2025 con una etiqueta difícil de borrar: es el órgano más caro y menos productivo del Estado, sostenido por un presupuesto que en 2026 crecerá a Q1,347.4 millones.
Redacción
Con Q1,347 millones anuales, el Congreso es la estructura más costosa e improductiva del país. Tan solo en servicios personales, el gasto haciende a Q722.7 millones, con una nómina sobredimensionada y privilegios poco transparentes.
Pese a su baja producción legislativa, las sesiones fallidas y el deterioro del control político. La contradicción se hace más evidente al revisar el gasto interno: solo en servicios personales, el Legislativo destinó Q722.6 millones en 2025, una cifra que aún no se traduce en eficiencia, transparencia o resultados.
Este costo se disparó tras el incremento salarial aprobado para 2025, que elevó el sueldo base de los diputados a Q46,700 mensuales, mientras que el total devengado promedio, sumando dietas y gastos de representación, alcanza alrededor de Q66 mil al mes. Es decir, un legislador gana más que 17 salarios mínimos juntos, incluso en un año marcado por ausencias, falta de quórum y agendas esenciales que nunca avanzaron.
A esto se suma que, pese al amplio rechazo ciudadano, técnico y empresarial, el Congreso aprobó el Presupuesto General de la Nación 2026, sin atender observaciones de transparencia ni corregir los señalamientos sobre gastos superfluos, discrecionalidad y rigideces que seguirán comprometiendo las finanzas públicas.
Una nómina inflada y opaca
Aunque el Congreso está integrado por solo 160 diputados, su aparato administrativo es casi 15 veces mayor. De acuerdo con registros públicos y monitoreo presupuestario, el Legislativo cuenta con 2,432 empleados:
1,232 en plazas permanentes (renglón 011),
991 bajo contratos temporales (renglón 022),
209 en renglón 029, principalmente asesores.
Esta estructura convierte al Legislativo en una de las burocracias más grandes de Centroamérica en relación con su tamaño institucional.
El peso de estos contratos se refleja en los sueldos: según nóminas verificadas, hay empleados que perciben entre Q40,750 y Q77,101 mensuales, cifras que superan ampliamente salarios en ministerios estratégicos como Salud, Educación o Finanzas.
El rubro más cuestionado sigue siendo el de asesores. En 2025, investigaciones periodísticas documentaron que el Congreso gasta Q7.4 millones cada mes únicamente en asesores asignados a tareas administrativas.
Proyectado al año, ese gasto ronda los Q89 millones, sin incluir asesorías políticas, consultorías externas u honorarios por servicios profesionales adicionales.
Sindicatos, privilegios y prestaciones que nadie fiscaliza
El Legislativo mantiene, además, un esquema de sindicatos fuertes, pactos internos y beneficios que rara vez están disponibles en informes abiertos: bonificaciones, licencias especiales, canastas, convivios, viáticos y prestaciones que no aparecen desglosadas en un solo reporte público.
La falta de un consolidado oficial sobre estos gastos agrega una capa de opacidad a un presupuesto que ya absorbe más del doble de lo que ejecutan algunas carteras sociales.
Todo esto ocurre mientras el país enfrenta recortes en infraestructura, déficits en salud y educación y una marcada desconfianza ciudadana.
Pese a ello, el Congreso inicia su descanso de fin de año antes que la mayoría de instituciones públicas, beneficiándose de un calendario cómodo y jornadas reducidas, sin renunciar a ninguno de sus privilegios.









