El juicio contra el General Benedicto Lucas, el genocirco sigue vendiendo entradas
Por Julio Abdel Aziz Valdez
En octubre del 2017 fue absuelto el General Efraín Ríos Mont del crimen de Genocidio, un proceso accidentado lleno de irregularidades y puestas en escena por parte de los acusadores, finalmente se demostró, a pesar de la Juez Sara Yoc como una vez lo hizo antes Jazmín Barrios, quienes intentaron aprovechar los 15 minutos de fama internacional para colocarse en la escena mundial.
La lógica que llevo esta absolución es que si no fueron culpables los imputados tal crimen no se llevo a cabo en la forma como los acusadores intentaban demostrar. A ver, el llamado genocidio tal y como se intentaba mostrar no existió, no hubo responsabilidades intermedias identificables y no hubo órdenes expresas con lo que no existió la llamada intencionalidad.
Pero al parecer, tanto en aquellos años como en la actualidad, el dilema de los acusadores sigue siendo que luego de recibir cientos de millones de dólares en financiamientos externos bajo el argumento de que en Guatemala había sucedido un genocidio es imprescindible demostrarlo si es que se quiere seguir existiendo como instituciones, en este caso la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado y CALDH, y la serie de asesores, consultores y periodistas que nuevamente se han inscrito como atracciones principales del circo de tres pistas.
Efraín Ríos Montt fallece unos meses después de aquella sentencia absolutoria, y por momentos la izquierda escondida en Ongs de derechos humanos se quedan sin una figura emblemática para acusar, y no es hasta que se produce el enjuiciamiento por el caso Molina Theissen cuando suena el nombre del General Benedicto Lucas junto con el coronel Francisco Luis Gordillo que casualmente también había sido parte del triunvirato de 1982, Manuel Antonio Callejas y Hugo Ramiro Zaldaña. Tal y como lo afirmaba en aquel entonces el ahora enjuiciado, el objetivo político era el Benedicto Lucas porque el es el puente entre el régimen del General Lucas García y del régimen de facto de 1982 donde no tuvo papel de relevancia.
En todos estos procesos el tema del conflicto armado quedó en un tercer plano, a criterio de muchos juzgadores y sobre todo de los acusadores (lo cual no es raro) en Guatemala los miembros del ejército eran una banda de psicópatas a quienes les dio por matar gente a diestra y siniestra, con criterios racistas muchas veces solo porque sí. El contexto de ocupación de aldeas enteras por parte de la guerrilla y la instrumentalización de población civil hasta tal punto de usarlos como escudos humanos no tiene relevancia, es más la guerrilla incluso desaparece, y por lo tanto es una relación binaria entre victimarios y víctimas.
La acusación nuevamente intenta imponer la narrativa de que los crímenes cometidos todos son autoría absoluta del ejercito y por lo tanto del Estado, sin motivaciones y sin contexto, y si alguna responsabilidad puede tener la guerrilla era la de no haber sido lo suficientemente eficaz en defender a los civiles.
Las Ongs están asustadas en estos momentos porque los acusados por genocidio están falleciendo, lo que compromete la posibilidad de volver a montar eventos mediáticos, además la oportunidad de contar con un gobierno de izquierda anuente, como lo hizo Álvaro Colom en su momento, de destinar millones de quetzales para resarcimientos, monumentos y un sinfín de materiales didácticos que reafirmen la narrativa, puede irse cuando finalmente los procesos legales puedan provocar la destitución de Arévalo.
El interés demostrado por la embajada norteamericana tanto en el golpe de Estado de 1982, como en el proceso electoral fraudulento del 2024, dispone de nuevo la disyuntiva: ¿enjuiciando al General Benedicto Lucas se alcanzará la justicia?
Y bueno, ¿será esto el final de los procesos judiciales por genocidio? ¿Cuándo iniciaran los procesos por delitos de lesa humanidad contra los ex comandantes de la guerrilla como es el caso de Jorge Ismael Soto, alias Pablo Monsanto y Gustavo Meoño Brenner? (crímenes que no son amnistiables) es obvio que no hay un afán por alcanzar justicia, esto es venganza simple y llanamente.
Y solo para que veamos esto en perspectiva, el mismo Gobierno de Estados Unidos junto con la Unión Europea que están financiando a las Ongs que motivan las acusaciones de genocidio, bajo la base de la muerte demostrable de 1771 personas de etnia Ixil son los que hoy no logran señalar por genocidio al Estado de Israel luego de haber matado a 30 mil palestinos civiles y, por supuesto, jamás van a emprender acciones legales contra los responsables, la última pregunta es ¿Qué solvencia moral tienen quienes hoy se dicen defender la justicia en el mundo? Y si, es un tema de valoración de los mismos muertos, porque en el caso de Guatemala aquellos que ocasionó la guerrilla al parecer no tienen importancia como para montar un juicio.