El asesinato televisado de un líder comunista que sacudió a Japón
Otoya Yamaguchi: un símbolo nacionalista para la derecha japonesa
El 12 de octubre de 1960, Japón fue testigo de un suceso que sacudiría su escenario político: el asesinato televisado de Inejiro Asanuma, líder del partido socialista de Japón, a manos de Otoya Yamaguchi, un joven de apenas 17 años miembro de un grupo político “ultranacionalista”.
Redacción
En 1960, Otoya Yamaguchi, un joven ultraderechista japonés apuñaló al político comunista Inejiro Asanuma durante un debate transmitido en vivo.
Décadas después, Yamaguchi sigue siendo un héroe para los conservadores japoneses que consideran al joven como un defensor de los valores tradicionales y un símbolo de lucha contra el comunismo.
Este ataque, captado en una icónica fotografía de Yasushi Nagao que ganó el Premio Pulitzer en 1961, sigue siendo un punto de referencia para entender las tensiones ideológicas y sociales del Japón de posguerra.
Asanuma, conocido por su simpatía hacia China, se había convertido en una figura polarizante. Además, había señalado que China y Japón compartían un enemigo común con los Estados Unidos.
Durante un debate en el Salón Hibiya de Tokio, Yamaguchi irrumpió en el escenario armado con un wakizashi, una espada tradicional japonesa, y apuñaló al líder socialista frente a más de mil personas y las cámaras de televisión.
El asesinato de Asanuma desató reacciones en todo el mundo. Mientras que Estados Unidos expresó sus condolencias, China y Rusia condenaron el acto.
Dentro de Japón, el crimen generó diversas reacciones, desde una ola de protestas hasta la idealización de Yamaguchi, considerándolo un héroe.
El mito de Yamaguchi
Tres semanas después de su detención, Yamaguchi se suicidó en su celda, dejando un mensaje que consolidó su figura como un mártir para ciertos grupos ultranacionalistas: “Siete vidas por mi país. Larga vida para Su Majestad el Emperador”.
Con el paso del tiempo, la imagen de Yamaguchi se transformó en un símbolo para muchos jóvenes derechistas japoneses, quienes llegaron a producir carteles y postales con su figura.
En 2024, Yamaguchi es visto por los grupos más conservadores de Japón como un defensor de los valores tradicionales. Este episodio también marcó un punto de inflexión para el Partido Socialista, que nunca logró recuperar la cohesión tras la pérdida de su líder.