El coronel de Ingenieros DEM Miguel A. Díaz B, ministro de Comunicaciones
Coronel Cecilio Peláez
Nosotros los soldados no acostumbramos pedir un empleo. Nos nombran. La etapa siguiente consiste en honrar ese nombramiento.
Así, un día ordenaron desempeñarme como Supervisor General del Ministerio de Comunicaciones y lo cumplí durante tres años, por eso puedo decir que conozco esa responsabilidad, toda la red vial del país y las instituciones que forman parte del MICIVI.
Recientemente he visto fragmentos editados de entrevistas al coronel Díaz Bobadilla, actual ministro de Comunicaciones y tales eventos dejan un amargo sabor debido a la falta de respeto de los indignos rufianes que hacen de la “interpelación” un show mediático pre electoral (con mucha anticipación).
Con traje de comunión, los mismos que recibieron varios millones de quetzales por su voto para elegir una Junta Directiva favorable al defenestrado Semilla y otro paquete similar por la aprobación del presupuesto exageradamente inflado, diseñado para fines espurios, como hienas de pestilentes fauces, se lanzan requiriendo respuestas de las cuales no previnieron al entrevistado.
Conozco al Señor Coronel de Ingenieros DEM Miguel Ángel Díaz Bobadilla desde su ingreso a la Escuela Politécnica aderezada con más de quince años de compartir responsabilidades en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y, en su época, en la Dirección General de Caminos, doy fe de su capacidad y honradez, que rebasa por muchísimo a los interpelantes.
Nadie lo sabe, porque los militares no fuimos preparados para publicitar nuestros méritos, pero indagando al derredor del despacho, sabemos que el personaje que nos ocupa deja su escritorio a eso de las diez u once de la noche. Algunas veces le he enviado un saludo por mensaje y responde, ya sea desde San Mateo Ixtatán o desde la costa de San Marcos, lugares indistintos de la geografía nacional, desde donde supervisa personalmente una obra.
Algún anodino mequetrefe de quienes lo interpelan, no con el objeto de mejorar la red vial, sino en el afán de hacerse popular, ¿habrá conocido por dentro las tuberías transversales que se están despejando en todas las rutas del país para prevenir desastres?
¿O por lo menos caminar cinco kilómetros a pie sobre una ruta para verificar el funcionamiento de drenajes longitudinales como si lo hace el ministro Díaz Bobadilla los fines de semana, mientras ellos se hartan de guaro?
¿Por qué la emprenden hoy contra el ministro? Seguramente porque están viendo qué, si lo dejan trabajar, les quitará el motivo que han tenido para simular inversiones en carreteras mediante las cuales “limpian” el dinero sucio de la corrupción.
Los guatemaltecos deberíamos saber apreciar, que después de tres gobiernos que repartieron los fondos de COVIAL entre rufianes politiqueros del Congreso para comprar voluntades, hoy tenemos en el MICIVI a una persona digna, dispuesta a servir a su nación y no a repartir los recursos del ministerio a su cargo entre los dipucacos.
Limpiar una mesa desordenada con docenas de obras inconclusas que sirvieron para corromper políticos, algunas judicializadas y otras escondidas, encontrar a los funcionarios que deberán auxiliarlo es esta batalla incierta, no es tarea fácil.
Lo fácil, hubiese sido sentarse a ver pasar el tiempo mientras el país termina de derrumbarse.