De la esperanza a la injusticia: el caso de Floridalma Roque conmueve al país
El 13 de junio de 2023, Floridalma Roque cruzó las puertas de una exclusiva clínica en la zona 14 de la Ciudad de Guatemala. Llevaba consigo la esperanza de una transformación física, una intervención estética que creía mejoraría su calidad de vida. Sin embargo, nunca salió con vida. Lo que ocurrió tras esas puertas se convirtió en uno de los casos más escalofriantes de los últimos años, donde una negligencia quirúrgica desembocó en un encubrimiento atroz. Ahora, aunque la sentencia ha llegado, no borra el dolor de su familia ni la indignación de quienes exigen justicia ante un intento desesperado por silenciar su historia.
Redacción
Floridalma, quien había llegado desde Estados Unidos el 3 de junio, pagó Q74,400 por la cirugía a la clínica del cirujano plástico Kevin Malouf. Ese 13 de junio, ingresó a la sala de operaciones sin saber que sería el último día de su vida. Según la investigación del Ministerio Público (MP), el procedimiento tuvo complicaciones, y en lugar de trasladarla a un hospital, Malouf decidió no gastar en su atención médica. Floridalma nunca despertó.
El encubrimiento fue frío y calculado. Según la Fiscalía de Femicidio, el personal de la clínica urdió un plan para simular que la paciente había salido con vida. La enfermera Susana Rojas se sentó en una silla de ruedas y, cubierta con una manta, fue sacada del edificio por su compañero Luis Castro, fingiendo ser Roque. Mientras tanto, el verdadero cuerpo yacía inerte dentro de la clínica.
Con el paso de las horas, la desesperación se transformó en una decisión macabra. Según el testimonio del enfermero Castro, Malouf y su equipo colocaron el cuerpo en un bote con ruedas y lo doblaron en posición fetal. Luego, fue trasladado a la vivienda de Malouf en Santa Catarina Pinula, donde se orquestó el desmembramiento con sierras dentadas. Los restos de Floridalma fueron dispersados en una fosa clandestina en San Vicente Pacaya, Escuintla, a 29 kilómetros de la capital. Durante casi un año, su familia clamó por respuestas mientras su desaparición permanecía en la sombra.
La lucha de la familia y la decepción ante el fallo
El 5 de junio de 2024, tras una serie de investigaciones, Malouf reveló la ubicación de los restos. La verdad había sido enterrada, pero no por mucho tiempo. Con base en las pruebas reunidas, el MP construyó una acusación sólida que evidenció la brutalidad del crimen y la cadena de complicidades que permitieron ocultarlo.
Sin embargo, la sentencia dictada el 5 de marzo de 2025 dejó un sabor amargo en los familiares de la víctima. Kevin Malouf fue condenado a 3 años y 4 meses de prisión conmutables por homicidio culposo, mientras que la anestesióloga Lydia Silva y la enfermera Susana Rojas recibieron penas de 2 años y 3 meses por complicidad y encubrimiento.
La reducción de penas por la aceptación de cargos fue duramente cuestionada, ya que el MP había solicitado una condena por homicidio con penas de hasta 40 años. Ante esto, el MP interpuso una acción de amparo, argumentando que la modificación de los delitos constituía una violación a los derechos humanos.
José López, hijo de Floridalma, expresó su dolor y frustración: «Nos sentimos completamente indignados y humillados. Cuando el doctor sacó ese bote de su clínica, mi madre ya estaba allí, mutilada». La familia aún busca justicia mientras el caso sigue generando indignación pública.