Daniel Pascual: el activista que ahora “tolera la corrupción” en Fontierras
«Entre gitanos no se leen la mano» parece describir la situación de Daniel Pascual. El líder del CUC, que en su momento despotricaba con fervor contra la corrupción en las instituciones gubernamentales, ahora parece estar jugar el mismo juego. A pesar de los serios hallazgos en contra de Byron Arnulfo Bin Quej, jefe de Fontierras, revelados en una reciente auditoría, Pascual decidió abstenerse en la votación para destituirlo.
Redacción
Una auditoría reciente reveló irregularidades graves en la gestión de Byron Arnulfo Bin Quej, gerente general de Fontierras. La revisión, que abarcó el periodo de enero de 2023 a enero de 2024, expuso que el vehículo asignado a Bin Quej consumió casi Q100 mil en vales de combustible, lo que equivale a más de 157 mil kilómetros recorridos.
Presupuesto de Fontierras se diluye en sueldos y gasolina
La auditoría reveló que Bin Quej no documentó adecuadamente el uso de los cupones de combustible. Los informes de liquidación carecen de detalles sobre los destinos, el kilometraje de salida y de regreso, así como la distancia recorrida.
Además, otros 17 vehículos, aunque no asignados a él, generaron un consumo de combustible de Q156 mil 300, lo que eleva el total de gastos de la Gerencia General a más de Q253 mil 690 en solo 13 meses.
En los últimos cinco años, el gasto en combustible ha aumentado significativamente, de acuerdo con datos del Sistema de Contabilidad Integrada (Sicoin). En 2019, el presupuesto para este rubro fue de Q446 mil 314, y para 2023 se había triplicado, alcanzando Q1 millón 334 mil. Cabe destacar que, del total de cupones consumidos en los 13 meses evaluados por la auditoría, la Gerencia General absorbió el 62%.
Cabe resaltar que, el presupuesto de Fontierras en 2023 sumó poco más de Q120 millones, de los cuales Q64.6 millones se destinaron a salarios y gastos de mantenimiento, lo que refuerza la crítica a la falta de transparencia en la gestión financiera de la institución.
Un voto tibio del “agresivo activista”
Pese a la gravedad de estos hallazgos, Pascual optó por abstenerse en la votación para destituir a Bin Quej, justificando su decisión con el argumento de que la corrupción en Fontierras es un problema sistémico que trasciende a una sola persona.
Este giro inesperado plantea una profunda incoherencia: mientras Pascual ha criticado abiertamente la corrupción y el compadrazgo, su abstención sugiere que está dispuesto a «hacerse de la vista gorda» cuando el corrupto forma parte del mismo sistema que él ahora integra.
La falta de coherencia de Pascual, quien anteriormente denunciaba el «pago de favores» en el gobierno, invita a cuestionar su verdadero compromiso con la ética. Su nombramiento en Fontierras ya había suscitado críticas debido a sus posibles conexiones con prácticas corruptas, especialmente tras su papel en los bloqueos campesinos de octubre del año pasado. Ahora, lejos de ser el defensor implacable de la ética gubernamental, parece haber sucumbido a las dinámicas de poder que tanto criticaba.
La situación de Pascual plantea preguntas fundamentales: ¿son realmente diferentes aquellos que llegan al poder o simplemente adoptan las mismas prácticas corruptas bajo un nuevo disfraz? Su decisión de abstenerse en la votación para destituir a Bin Quej cuestiona su credibilidad y su compromiso con las reformas que ha defendido con tanto fervor.