Menkos autoriza bono: Crisis para el pueblo, bonanza para el gobierno
El ministro de Finanzas Públicas, Jonathan Menkos parece enfocado en mejorar la situación económica… pero solo para «los suyos». Las acciones de Menkos, con su bono anual, ajustes salariales y un ingreso personal privilegiado, son un recordatorio de que en Guatemala los recursos públicos parecen ser administrados no para el desarrollo nacional, sino para el beneficio de quienes ocupan el poder.
Redacción
A pocos meses de cumplir un año en el poder, la administración de Bernardo Arévalo enfrenta una creciente desilusión. Las expectativas de cambio que lo llevaron a la presidencia se diluyen ante decisiones que priorizan los intereses de sus funcionarios sobre los de la población.
Recientemente, el ministro de Finanzas, Jonathan Menkos aprobó un Bono de Impulso Económico de Q4,500 anuales para los empleados de su cartera, bajo los renglones 011 y 022, con el pretexto de «dignificar la labor del servidor público».

Este bono se suma a la reforma del Bono Administrativo, que ajustará los salarios bajo el principio de «igual trabajo, igual salario devengado». Estas medidas, según el comunicado ministerial, responden a acuerdos con el Sindicato General del Ministerio de Finanzas Públicas (SIGEMINFIN).
Sin embargo, más allá del lenguaje técnico y los compromisos sindicales, la percepción pública es clara: los funcionarios del gobierno de Bernardo Arévalo parecen haber encontrado en los bonos y ajustes salariales una fórmula para mejorar sus propias condiciones económicas, mientras el resto del país sigue esperando acciones concretas que beneficien a la mayoría.
Menkos: un ministro bien remunerado
El propio Jonathan Menkos no es ajeno a los privilegios económicos. Con un ingreso mensual de Q56,157 entre sueldo, bonos y gastos de representación, supera en Q2,668 a su antecesor, Álvaro González-Ricci.
Pero esto no es todo: como representante del Gobierno en diversas instituciones estatales, Menkos recibe dietas que pueden elevar su ingreso total a más de Q100,000 mensuales (Q110,402).
En un país donde el salario mínimo no alcanza los Q3,000 y el costo de la canasta básica supera los Q4,000, estas cifras evidencian una desconexión entre la clase política y la realidad de la población.
El contraste con las prioridades nacionales
Mientras Menkos y otros funcionarios ajustan beneficios a su favor, la ciudadanía enfrenta un panorama desolador. Los servicios públicos básicos como salud, educación e infraestructura están en crisis, y los esfuerzos del Ministerio de Finanzas parecen concentrados en aprobar un presupuesto para 2025 que prioriza el gasto burocrático y no las verdaderas necesidades del país.
Además, la reciente aprobación de un aumento salarial para los diputados, que ahora ganarán Q46,700 mensuales, ha provocado indignación. Aunque los legisladores de Semilla no votaron a favor, su incapacidad para frenar estas decisiones ha generado críticas hacia el gobierno de Arévalo, que prometió ser diferente, pero sigue cayendo en los mismos patrones de privilegios y opacidad.