Congreso sigue en pausa mientras diputados se encaminan a cobrar otro mes con aumento
Desde el 27 de marzo, el pleno del Congreso de la República no celebra una sola sesión. Cuatro semanas de inactividad parlamentaria se acumulan mientras el reloj corre a favor de los diputados, quienes podrían recibir su salario, con aumento incluido, por un mes en el que apenas han trabajado.
Redacción
A pesar del rechazo generalizado al alza salarial autorizada por la Junta Directiva desde enero pasado, los legisladores continúan estirando el calendario para evitar suspender el jugoso aumento. Este lunes 21 de abril, el presidente del Congreso, Nery Ramos, optó por no convocar a los jefes de bloque, como es costumbre cada inicio de semana, lo que equivale a un día más de descanso para los líderes parlamentarios.
Se espera que este martes 22 de abril, se lleve a cabo la reunión de Jefe de Bloque, lo cual implica que esta semana solamente habría una sesión plenaria, dedicada exclusivamente a interpelaciones, sin espacio aún para discutir la anulación del polémico aumento.
La estrategia de demorar el funcionamiento del Legislativo ha generado sospechas. Varios grupos sociales han denunciado que los diputados estarían evitando sesionar para posponer indefinidamente la supuesta “suspensión” del incremento salarial, lo que les permitiría cobrar un mes más bajo el nuevo rango de sueldos: entre Q66 mil y Q77 mil.
Con base en esos montos, cada diputado gana entre Q3,000 y Q3,500 diarios, asumiendo un pago mensual por 22 días laborales. Sin embargo, desde el 27 de marzo han transcurrido ya 19 días sin sesión plenaria, lo que significa que podrían haber recibido entre Q57,000 y Q66,500 sin rendir cuentas en el hemiciclo.
En medio de este estancamiento, el Congreso ha gastado ya cerca de Q20 millones en solo dos meses para cubrir el aumento, mientras la ciudadanía enfrenta servicios públicos deficientes y una economía marcada por la precariedad.
Ahora, la única certeza es que los diputados siguen acumulando pagos sin legislar, mientras el Congreso se convierte en un símbolo del desgano político.