Burke, Zuppi o Tagle: la pugna ideológica que marcará el próximo papado
Con la muerte del papa Francisco este 21 de abril, se abre un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica. El cónclave de 138 cardenales electores deberá responder una pregunta crucial: ¿qué tipo de Iglesia quieren para el futuro?
Redacción
Más allá del debate geográfico —europeo, africano, latinoamericano o asiático—, las verdaderas divisiones giran en torno a las posturas ideológicas, sociales y políticas de los candidatos a suceder al papa Francisco. ¿Quiénes defienden la tradición doctrinal? ¿Quiénes abrazan temas como los derechos LGBTQ+, la crisis ambiental o la migración?
“Restaurar la claridad doctrinal”
Uno de los nombres que más ha resonado en el ala crítica del pontificado de Francisco es el del cardenal Raymond Leo Burke. El purpurado estadounidense, removido de varios cargos por su abierta oposición a decisiones del papa —como el acceso a la comunión para divorciados vueltos a casar o las bendiciones a parejas del mismo sexo—, se ha convertido en un símbolo de la resistencia tradicionalista.

Junto a él, el húngaro Péter Erdő representa una opción más viable para ese sector. De tono menos combativo pero con una visión teológica claramente conservadora, Erdő ha sido una figura influyente en Europa Central y se mantiene como opción papable para quienes buscan una Iglesia menos ambigua frente a temas como el aborto, la eutanasia o la moral sexual.
En ese mismo eje, varios cardenales del África francófona y algunos sectores asiáticos comparten el malestar por lo que consideran un debilitamiento doctrinal bajo Francisco. Entre ellos, Fridolin Ambongo Besungu (República Democrática del Congo), presidente del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar.
Besungu ha sido crítico con documentos del Vaticano como Fiducia supplicans, que permitía bendiciones a parejas del mismo sexo.
La continuidad de Francisco
Del otro lado, los cardenales que han trabajado de cerca con el papa emérito tienden a apoyar una continuidad de su legado. Entre ellos sobresale el italiano Matteo Zuppi, cercano a la Comunidad de Sant’Egidio y figura clave en misiones diplomáticas. Zuppi ha sido una de las voces más claras a favor del diálogo con las comunidades LGBTQ+.
Posiblemente el nombre más fuerte del bloque progresista, Luis Antonio Tagle, figura del llamado «catolicismo asiático». Aunque su estrella ha perdido brillo en los últimos años, sigue siendo un símbolo de la globalización eclesial impulsada por Francisco. Su postura es clara: más escucha, más inclusión y menos condena.

Mientras que, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin representa una figura de equilibrio. Aunque europeo y vinculado al aparato de poder, su enfoque es diplomático y pragmático. No ha sido particularmente vocal en temas sociales como el ambiente o los derechos de minorías, pero su perfil conciliador lo hace viable como puente entre posturas enfrentadas. Sin embargo, históricamente los secretarios de Estado rara vez son electos papas.
El cónclave definirá mucho más que un nombre: marcará el rumbo ideológico y moral de la Iglesia en un mundo dividido. Mientras algunos cardenales buscarán restaurar la ortodoxia, otros insistirán en abrir más puertas.