Autoridades indígenas de Sololá exigen que su ciudad sea una reserva india
Intento recordar las palabras del síndico primero Edgar Tuy, quien al justificar los bloqueos sobre la ruta y en todas las entradas a la ciudad de Sololá, afirmaba que este era territorio kakchiquel y que por lo tanto, la Constitución los amparaba. Obviamente eso no es cierto, el ordenamiento político de la nación no está basado en criterios culturales ni lingüísticos.
Algunas fuentes indican que la actual forma de organización departamental viene del ordenamiento que establece el gobierno liberal que devino, por poco tiempo, luego de la Independencia. Los criterios utilizados pudieron ser muchos, pero el más sobresaliente respondía a la necesidad de ordenamiento de la administración pública, por lo que en cada departamento se ubica un centro urbano de referencia del Estado.
Regresando a lo dicho por los dirigentes indígenas, esto suena a una declaración que evoca más los delirios circundantes desde hace al menos dos décadas, en cuanto a la necesidad de reconstruir la nación en torno a nacionalidades étnico culturales. Por eso le dicen plurinacionalidad.
Según esta propuesta, un conjunto de municipalidades, aldeas, caseríos y demás donde se hable un idioma como único elemento común, podrían ser consideradas una nación, aun cuando este conjunto tenga infinidad de diferencias. Por ejemplo: desarrollo económico, estructura religiosa, y hasta afinidad.
Pues bien, a estos dilectos líderes en realidad les gusta más la idea de una reserva india. Ajá, tal como las que se impusieron en Estados Unidos durante su expansión colonial hacia el Oeste. Así es, un espacio administrativo donde lo que prevalezca es la homogeneidad cultural, o aún mejor un apartheid a la chapina, regresar a la república de indios durante el dominio español. Esos dirigentes formados o malformados (para ser más precisos), por la intelectualidad local, han decidido acabar de un plumazo con 500 años de mestizaje, del que también forman parte, aunque lo nieguen.
La mentalidad de los que antes se devanaban mental y militarmente por incendiar el campo y la ciudad con su idea de construir la nación proletaria, donde campesinos y obreros tomaran los medios de producción ahora plantean que es mejor desfallecer en micro estados, donde estos dirigentes serían las autoridades máximas obviamente. Construir el paraíso en la tierra en la versión de Ramazzini, dejar de ser la cola del león para ser la cabeza del ratón.
Es tan limitada dicha mentalidad que supone que la homogeneización en torno a lo indígena o bien maya, es ya el inicio de la justicia e igualdad, y para ello ingentes cantidades de dinero fluyen a sus manos, en forma de financiamientos externos o bien la consiguiente extorsión que es la manera más sostenible de mantener los delirios segregacionistas.
Es un hecho casi, ver como la izquierda rosa y pequeño burguesa es ingerida por la extrema izquierda etnicista. A sabiendas de que no tienen futuro en las urnas, intentarán tomar el cielo por asalto. Como los tiburones al sentir el sabor de la sangre en las aguas, se han dado cuenta de que pueden paralizar la economía nacional y el Estado anómico no hace nada, la diplomacia aplaude junto con la intelectualidad orgánica y el siempre activo periodismo militante (extensión de la misma cooperación internacional) construirán sus palacios en el cielo, rodeados de las peores bestias del mundo, sedientas de sangre de inocentes indígenas “criminalizados” (palabras exactas utilizadas por los medios de propaganda: Plaza Pública, No Ficción, Quorum, La Cuerda, Vox Populi, Ocote, Prensa Comunitaria y La Hora entre otros)
El partido Semilla frente al cuestionamiento legal, optó por refugiar al extremismo por lo que no es difícil creer que harán todo lo posible por hacer realidad la visión segregacionista de los dirigentes “ancestrales”: autonomías culturales, ministerio de asuntos indígenas, una ley de sitios sagrados, incluso cambiar la Constitución para que haya escaños reservados para los llamados pueblos o más bien para los dirigentes.
En fin, el veneno se ha inoculado ya. Por fin podrán decir las agencias y ongs: “misión cumplida”. Ahí está el fruto por el que pagaron.