Arévalo se adjudica “éxito” de aranceles
Arévalo busca atribuirse el crédito por la reducción de aranceles impulsada por Trump mientras el país enfrenta deterioro en carreteras, puertos y seguridad.
Redacción
La decisión de Estados Unidos de reducir aranceles a productos como café, carne, frutas y otros bienes agrícolas respondió a una estrategia interna del gobierno de Donald Trump para bajar precios y atender el descontento económico tras las elecciones.
Sin embargo, en Guatemala, el presidente Bernardo Arévalo aprovechó el anuncio para presentarlo como un logro propio y como evidencia de una supuesta eficiencia de su administración en materia comercial.
El contraste entre el discurso oficial y la realidad nacional ha sido evidente. Mientras el gobierno celebra una medida externa como si fuera resultado directo de su gestión, en el país persisten problemas estructurales.
Pese al deterioro de las carreteras, puertos con fallas logísticas, trámites lentos y un clima de inseguridad que ha mostrado retrocesos, Arévalo se adjudica el beneficio comercial otorgado por la administración Trump.

Infraestructura y logística debilitadas
El estado de la red vial continúa siendo uno de los principales obstáculos para la competitividad. Gran parte del país opera con carreteras que no reciben mantenimiento adecuado, contratos mal gestionados y obras bloqueadas por errores administrativos.
La falta de un plan de infraestructura de fondo contrasta con el discurso triunfalista que intenta atribuir a la administración méritos por decisiones tomadas en Washington.
La situación en los puertos tampoco ofrece mejores señales. Los problemas operativos, las auditorías pendientes y las dudas sobre la transparencia en la gestión portuaria mantienen al sistema lejos de la eficiencia que requiere un país que pretende capitalizar reducciones arancelarias.
Mientras el gobierno insiste en que “recupera el control”, la realidad es que las operaciones siguen marcadas por retrasos, cargas represadas y señales de conflictos internos sobre la administración de las terminales.
A esto se suma un deterioro en el área de seguridad. Las recientes crisis en el sistema penitenciario y la fuga de pandilleros han expuesto la fragilidad del control estatal.
La renuncia de autoridades en Gobernación y la falta de resultados concretos en la reducción de violencia alimentan la percepción de un país cuya institucionalidad no está preparada para aprovechar oportunidades comerciales, aun si estas provienen del exterior.









