Arévalo premia a su más fiel aliado: Almagro recibe la Orden del Quetzal
Luis Almagro, señalado como defensor clave del gobierno de Arévalo, es reconocido por su intervención activa durante la transición electoral de 2023, ignorando las denuncias de fraude y otros delitos contra el cancelado partido Movimiento Semilla. La injerencia de la OEA y el propio Almagro en la deslegitimación de investigaciones realizadas por fiscales y operadores de justicia de Guatemala ha sido duramente criticada por sectores que ven este reconocimiento como una ofensa a la soberanía nacional.
Redacción
El presidente Bernardo Arévalo condecoró al secretario general de la OEA, Luis Almagro, con la Orden del Quetzal en el Grado de Gran Cruz, en un acto realizado en el Salón de las Banderas del Palacio Nacional de la Cultura. Este gesto, presentado como un reconocimiento al papel de Almagro en la «defensa de la democracia» durante las elecciones generales de 2023, ha generado críticas por su implicación en la soberanía y los procesos internos de Guatemala.

Durante la ceremonia, Arévalo alabó a Almagro como un «testigo del pueblo» y un aliado en el proceso de transición. Sin embargo, las palabras del mandatario contrastan con las denuncias de sectores críticos que acusan a la OEA de intervenir en asuntos internos bajo el pretexto de defender la democracia. Este papel ha sido visto por muchos como una estrategia para deslegitimar la independencia de las instituciones judiciales y proteger los intereses políticos.
Por su parte, el jefe del bloque VAMOS, Allan Rodríguez, calificó la condecoración como una «cortina de humo» y un «pago de favores», haciendo referencia al papel de Almagro en la narrativa oficialista de «defensa de la democracia». Rodríguez señaló que esta distinción minimiza las denuncias legítimas de fiscales y sectores judiciales que buscaron investigar irregularidades en el proceso electoral y los antecedentes del Movimiento Semilla.
Crisis democrática
La entrega de la Orden del Quetzal a Luis Almagro no solo genera cuestionamientos sobre el papel de la OEA en Guatemala, sino que también refleja la creciente polarización en torno a los procesos democráticos y el respeto a la soberanía nacional. Mientras Almagro afirma que «los problemas quedaron lejos», la realidad muestra una justicia debilitada y comunidades enfrentadas por las decisiones que marcaron el proceso electoral de 2023.
Este acto, presentado como un tributo, se convierte en un símbolo de la injerencia internacional y las complejidades de una democracia aún en construcción.