Trump y el retorno de los “exiliados”
Por Julio Abdel Aziz Valdez
Como si nada pasaron cinco años de la salida, nada decorosa, de la CICIG de Guatemala, quienes se habían dedicado a amenazar, insultar, y utilizar todos los medios a su alcance más el enorme musculo diplomático para imponer una agenda de intervención, claro en su momento el gobierno de Berger lo presentó como un avance en la lucha contra los aparatos clandestinos de seguridad, pero pronto aquello se convirtió en un monstruo de dos cabezas.
Pero si lo vemos en relación a los presidentes de Estados Unidos, veremos algo muy interesante, ciertamente nace durante la presidencia Bush y muere con Trump en su primera magistratura, ambos republicanos, pero alcanza el nivel más alto de intervención, donde incluso el gobierno norteamericano se convierte en el mayor donante de dinero para su funcionamiento durante el periodo Obama, los 8 años de los demócratas.
Guatemala en el año 2007 no es que presentara un especial desafío para la política internacional norteamericana, vaya la guerra en Irak y Afganistán estaban en pleno auge y el peligro comunista hacía tiempo había terminado en esta región, por lo que mucho de lo que se hablaba de Guatemala en el extranjero seguía estando a cargo de las llamadas voces autorizadas, o sea, el lobby de intelectuales y organizaciones de izquierda que fueron precisamente las que había presionado por que existiese la cicig, y ahora entendemos, que lo permitió también una derecha dispersa y carente de argumentos en esos años, los impactos de aquella intervención no armada fue mayor incluso que el apoyo brindado por el gobierno norteamericano a la llamada Liberación de 1954 y todo el Conflicto Armado Interno existente durante casi tres décadas.
Como aquellas escenas dramáticas acaecidas en Kabul cuando los marines deciden salir de Afganistán, cuando todos los colaboradores, aliados, traductores, asesinos, torturadores, funcionarios y hasta quienes alguna vez dieron la mano a los omnipresentes norteamericanos se prendían de las llantas de los aviones para que los llevaran a vivir el sueño al otro lado del mundo, así aconteció en Guatemala una vez se había concretado la salida de la CICIG, claro, la impunidad había terminado, y si a eso le sumamos que finalmente el ministerio público había dejado de estar cooptado, entonces sucedió lo que tenía que suceder, las acusaciones penales se dejaron venir.
Por otro lado, la opinión pública comenzó a cambiar, los medios de comunicación tradicional, en poder de empresarios-activistas y funcionarios de Ongs, comenzaron a tener por primera vez competencia, la era dorada de la imposición de la narrativa estaba llegando a su fin, entonces los periodistas comenzaron a ser cuestionados, dejaron de ser el autodenominado quinto poder y pasaron a ser simples opinólogos.
Trump regresa a la presidencia, y entre sus promesas de campaña está la de frenar la inmigración ilegal y vaya, revisar toda la política al respecto, eso incluye revisar de nuevo a quienes entraron y permanecen en aquel país en calidad de refugiado político, que por cierto son miles, pero para el caso que nos interesa son unos cuantos que huyendo de la persecución penal fueron beneficiados por el gobierno de Biden, quien ahora abandona el poder en forma vergonzosa.
Como lo dijimos en otro momento, más allá del respeto diplomático y la fluidez en relaciones económicas con nuestro aliado, solo espero que este gobierno deje de dar financiamiento a través de la AID a programas y proyectos con agendas progresistas y por supuesto, y eso no es para nosotros sino para el pueblo norteamericano que voto por él, que termine con el amparo a esos llamados “exiliados”, Guatemala no es una dictadura (hasta ahora). Asimismo, espero nos permita poner en funcionamiento nuestro sistema legal para juzgar a aquellos que se dicen perseguidos por sus ideas pero que en realidad tienen muchas cuentas que dar por sus acciones delictivas, solo hay que permitir que la ley actúe, un debido proceso, que se permita su defensa y con eso es suficiente.