Arévalo, en «modo supervivencia»
Anoche, el mensaje de Bernardo Arévalo hizo evidente la debilidad de un gobierno que parece naufragar pero se mantiene a flote (precariamente), gracias al apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA), que sigue justificando y defendiendo el presunto fraude que involucra al Tribunal Supremo Electoral (TSE), con el sistema TREP, así como funcionarios demócratas del Departamento de Estado que permanecen en la embajada estadounidense.}
La aparición de Arévalo con todo su gabinete y algunos diputados independientes pro oficialismo, pretende mostrar una fortaleza que está lejos de la realidad. El escape de los terroristas del Barrio 18, seguido por la fuga de Francisco Jiménez, cabeza del ministerio de Gobernación que eligió la huida antes que las explicaciones; el caso UNOPS Corrupción Presidencial; el robo de armas en una base militar de Petén y finalmente, la orden del juez Fredy Orellana, que anula al partido Semilla, tuvieron como única respuesta oficial la puesta en escena de ayer, cuando Arévalo se presentó acompañado por sus más leales funcionarios, para llamar a la sedición.
«No estamos solos. Nuestro país cuenta con socios importantes. Democracias aliadas y socios estratégicos», expresó Arévalo, con un lenguaje corporal que expone desesperación. Es de esperarse que al mencionar a sus socios, no esté pensando en Gustavo Petro, quien lo acuerpó y acompañó hasta constatar que había tomado posesión y hoy está incluido en la «Lista Clinton» (OFAC), donde también está Iván Velásquez, ambos señalados por presunta relación con el narcotráfico.
La respuesta del Ministerio Público (MP) fue inmediata. El ente investigador calificó de «falsos y malintencionados» los señalamientos de Arévalo y expuso que «evidencian su intención de interferir en la acción penal y de procurar impunidad, intentando desacreditar a la institución».
Ciertamente, pedir a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la destitución de un juez por ejercer su independencia judicial, es una extralimitación e interferencia entre poderes del Estado.
Su exhortación: «No al golpe, no a la corrupción»; parece mucho más un grito de auxilio que una afirmación presidencial, considerando el contexto de todos los hechos que desembocaron en esta nueva crisis, desde la compra sobrevalorada del TREP a la fuga de reos, pasando por los bloqueos de los 48 Cantones para imponer al gobierno actual que cada día comete un nuevo despropósito y cuya característica más evidente es la sucesión de momentos críticos que no terminan de resolverse.








