Acuerdos de paz, ¿para qué? (III)
Por Julio Valdez
El 16 de mayo de 1999, Álvaro Arzú, quien había firmado la paz definitiva en 1996, lleva a cabo una consulta popular para reafirmar algunos cambios a la Constitución de la República para fortalecer los acuerdos de paz (hemeroteca, 2016).
Cabe resaltar que dicha consulta se concibió para confirmar algo que se daba por sentado, sobre todo porque los llamados sectores sociales, incluyendo a los empresariales, estaban de acuerdo con el SI. Esto al final no funcionó, lo que resulta muy interesante sobre todo porque casi no hubo propaganda para que ganase el NO y aun así se impuso.
Y mucha atención a este detalle: en 1999 las redes sociales eran casi inexistentes, mucho más en Guatemala, y los actores que promovían el NO casi no invirtieron en campaña.
Un 55.6% del NO versus 40.4% del SI con un abstencionismo del 81.45% fue la respuesta del pueblo. Esta cifra mostraba la contundencia en varios aspectos:
- Lo intrascendente de las negociaciones para la población en general, que dicho sea de paso para el inicio de la década de los noventa, este había prácticamente desaparecido, a diferencia de El Salvador quien firma los acuerdos de paz en 1992 tan solo 2 años y medio luego de la mas grande ofensiva del FMLN.
- Dos que participaron con su voto en la consulta, un 19.15%, tenía una idea concreta sobre lo que esto significaba. Era obvio que estos votantes se encontraban concentrados en áreas urbanas, con todo y que se manejaba la idea de que el conflicto afectaba más al área rural.
- El votante del NO, no era militante de las llamadas organizaciones de derecha que promovían este voto, de haberlo sido, hubiéramos visto el renacer de estas organizaciones como expresiones político partidarias, pero no, el siguiente presidente a Berger fue Alfonso Portillo quien detentaba una visión socialdemócrata y/o socialcristiana, y el mismo había apoyado al voto por el SI.
- El voto por el NO era un rechazo a los acuerdos de paz sin más detalles. Las reformas que se promovían eran poco comprendidas más allá de los círculos académicos, por lo que el voto fue mas girado a lo colérico, a diferencia del voto por el SI que se presume más militante.
No hay que olvidar que la izquierda pre URNG que se ubicaba en el FDNG (Frente Democrático Nueva Guatemala) había obtenido buenos resultados electorales en 1996.
En 1997, URNG intentó cosechar esos triunfos. Era un partido legal y con mucho financiamiento externo. Si bien es cierto que la coalición URNG-DIA no logró ganar la presidencia en noviembre de 1999, alcanzaron un decoroso tercer lugar con un 12.36% y Alfonso Portillo se alzó con un 47.72% en la primera vuelta y 68.31% en la segunda. Era sin duda un triunfo de la izquierda, que no tenía los cambios en la Constitución pero al parecer no los necesitaba.