Las normas del posmodernismo
El rechazo al cumplimiento de las normas tradicionales
La aseveración que no existe una única verdad, sino que existen diversos modos del saber.
La crisis del pensamiento metafísico moderno.
La falta de proyección a futuro de los más jóvenes y un estilo de vida de tipo adolescencia tardía.
La negación que las sociedades futuras serán más humana, más justas y más prósperas porque se basan en las ideas ilustradas.
La idea que la realidad es una construcción conceptual y no existe una realidad objetiva natural independiente del ser humano y de la vida en sociedad.
La oposición a la razón y a la lógica, que considera como construcciones conceptuales y, por lo tanto, válidas solo según el contexto social y las tradiciones intelectuales en las que se practican.
El hombre posmoderno se define como desilusionado, alejado de la promesa de progreso y entregado a un sistema de consumo instantáneo como búsqueda de placer y satisfacción. El foco del poder se centra en la industria del consumo de la que forman parte, también, los medios de comunicación en los que sus representantes adquieren más importancia que las ideologías a las que representan.
El hombre moderno está enajenado de sí mismo, de lo que está viviendo: y de sus congéneres. No nos gustamos ni nos gustan los demás, tememos a Dios y al mundo y percibimos la vida como una carga constante.
Este hombre moderno se ha transformado en un artículo, experimenta sus fuerzas vitales como una inversión que debe producirle el máximo de beneficios posible en las condiciones imperantes en el mercado.
Las relaciones humanas son esencialmente las de autómatas enajenados, en los que cada uno basa su seguridad en mantenerse cerca del rebaño y en tener cuidado que su pensamiento, sus acciones y sus sentimientos sean aceptados; aunque no congruentes. De ahí la absurda constante de tratar de quedar bien con los demás. Como comprando una posición en la vida, aunque sea a riesgo de perder nuestra autenticidad y usando una máscara que nos obliga a aparentar lo que no somos.
Esto produce tanto dolor emocional que es la primera causante de infinidad de enfermedades físicas y emocionales.
De la misma forma que todos tratan de estar tan cerca de los demás como sea posible, todos permanecen tremendamente solos, invadidos por el profundo sentimiento de inseguridad, de angustia y de culpa que surge siempre que es imposible acatar las exigencias superficiales y materiales de nuestra sociedad post-modernista. La verdad es que el excesivo consumismo nunca ha podido reemplazar aquellas épocas donde se tenía poco, pero se apreciaba mucho.
Tu valor ya no lo define la ética, ni el talento, ni la inteligencia; muchas veces ni tu calidad humana. Los valores se cambiaron y ni nos dimos cuenta. Ya sea en arquitectura, arte o literatura, generaciones de artistas, escritores y pensadores sostienen que la posmodernidad es el síntoma de una sociedad en decadencia cuyo soporte se ha perdido en el tiempo.