100 días del gobierno de Arévalo, la preparación para el desastre
Era de esperarse la parsimonia e incapacidad de los nuevos funcionarios una vez tomasen el poder en este nuevo gobierno. Al parecer, los más de tres meses antes de tomar posesión fueron usados más para organizar bloqueos y manifestaciones que en prepararse para hacer cumplir las promesas de campaña, que como es de costumbre, han sido palabras que se las llevó el viento.
La izquierda rosa, como una vez diría el desaparecido Mario Roberto Morales, fueron mucho más eficaces en organizar bloqueos para presionar la renuncia o destitución de la Fiscal General que en hacer gobierno, o más bien, aun no estaban seguros si en efecto iban a lograr hacerlo, veían aquel 14 de enero lejano, pero llegó, por lo que dos eran los grandes retos una vez alcanzaron el poder, el primero fue pagar la deuda con todos aquellos que los habían apoyado en los bloqueos, afortunadamente para eso la cooperación internacional estaba presta, esto va de la mano con asegurar los compromisos con esos mismos agentes internacionales para implementar, lo más pronto posible, la agenda, y segundo el colocar a todos los colaboradores en puestos clave dentro del Estado, la reingenería que siempre se lleva a cabo, los despidos o carpetazos a aquellos que sirvieron a la administración anterior y colocar a los nuevos, los que han sido diligentemente formados por la izquierda oenegera. No se crean que el tema de la preparación profesional es lo que preocupa a este gobierno, y para ser justos, tampoco lo fue en los anteriores, lo que confirma que este no es más que lo mismo.
Pero pensándolo bien si hay una diferencia, resulta obvio que en los primeros cien días de este gobierno, que se complementan con otros cien desde que supuestamente ganó la segunda vuelta electoral, su ansia por obtener el reconocimiento internacional ha sido la constante, el gobernante está luciendo su flamante inglés por Estados Unidos y Europa para obtener dos cosas, primero el apoyo para el autogolpe de Estado a lo Serrano Elías, pero en este caso para destituir a la Fiscal General que amenaza su presidencia, por la investigación de las obvias irregularidades y delitos en el marco de la ley electoral, y dos para reafirmar que su gestión será el campo de cultivo para los proyectos globalistas para la más grande de las economías de Centroamérica y el Caribe.
Como todo buen ex merolico de ONG, asesor especial y funcionario de relaciones exteriores, le importa un bledo lo que se diga en el país, todos los que lo critican son la voz “de los corruptos” “conservadores”, “la derecha” al menos así han instruido a los innumerables boots que inundan las redes sociales, esto trae al recuerdo la gestión de la antigua ministra de Salud Lucrecia Hernández, lideresa histórica de Semilla. El monólogo de los encumbrados se hace presente. Ahora sí se han erigido en sus torres de superioridad moral.
El presidente, muy orgulloso de su trabajo, ha ido a presentar a sus mascotas que dirigen los ministerios estratégicos como por ejemplo en Educación, Finanzas, Ambiente y el de Salud donde se ubicaron personas que han formado parte de mecanismos institucionales pagados por la misma cooperación, y todo para implementar agenda LGTBIQ+, abortista, ambientalista, etnicista, y hasta probablemente la expropiatoria entre otras.
Algunos podrían afirmar que el que dichos personajes estén en el gabinete, solo representa la naturaleza ideológica del partido y no necesariamente una dependencia de Estados Unidos, pero es claro que sin el apoyo financiero de ese gobierno la agenda es más difícil de implementar.
Los cien días formales más otros cien menos formales nos están dejando claro que: este gobierno tiende a la corrupción porque como todos los anteriores, este es el mecanismo ideal para ejercer poder. Los bloqueos criminales en el periodo previo a la toma de posesión fueron el preámbulo para el uso de la violencia legitima que tanto gusta a la izquierda pregonar.
Mucho del dinero en ampliaciones del presupuesto se va a ir en ampliar la base clientelar, tal como lo hicieron Cerezo, Portillo y Colom, intentando con ello afianzar el apoyo que no tienen si no pagan en efectivo, y de concretarse la destitución de la Fiscal General, será el primer paso al totalitarismo aplaudido por intelectuales orgánicos y periodistas activistas. Ese es el horizonte de la Nueva Primavera, con aroma a una vieja dictadura.